GROUCHO Y YO
—Uno?
Releyendo la autobiografia de Groucho Marx*, aparte de pasar unos buenos y divertidos ratos de lectura, se puede reflexionar acerca de los condicionantes de los comportamientos humanos que conducen a algunas conclusiones muy instructivas.
Cada generación se encuentra un "mundo" ya hecho y conformado por las generaciones anteriores, al que cada individuo debe forzosamente adaptarse y tratar de sobrevivir en él. Pero este aserto, al que conduce la simple contemplación de la sociedad humana que nos rodea, no exime a cada uno de los seres humanos, inquietos e inconformistas por propia naturaleza y del impulso social de nuestra
especie, a no aceptar las injusticias e inhumanidades de ese "mundo" convertido en un reflejo de la vida primaria en la naturaleza más cruel.
Al situarse mentalmente en los dias que relata Marx, hace cien años, como sucede con otros personajes y otras biografías, podemos constatar la lucha individual y familiar por la subsistencia en el paraíso de oportunidades y libertades norteamericanas. Un mundo turbio, lleno de miseria y mezquindades, de truculencias para poder alimentarse, vestir o tener donde alojarse, era lo que afrontaban la mayoría de quienes llegaban a la que creían promisoria tierra de América del Norte.
En esas páginas quien las lea puede sentir el ahogo de aquellos días, del que no escapaban sino unos pocos seleccionados más que por su valor humano auténtico por los vientos de las causalidades del azar.
Si pensamos a fondo en aquel lóbrego mundo del desarrollado Estados Unidos, podremos encontrar inquietantes y sórdidas similitudes y otras situaciones semejantes, en la realidad contemporánea europea (si bien pudorosamente escondidas en la marginalidad de nuestras populosas e indiferentes metrópolis) ante las desgracias ajenas —las de las capas sociales más desfavorecidas—, que empequeñecen el corazón y lo visten de tristeza.
Tal vez, sea cierta la visión pesimista de aquel genio de la comunicación artística del arte más genuino y popular del siglo XX, cuando sentenciaba en su autobiografía: "Mi opinión es que el mundo no siempre progresa", y nos resulte agobiadoramente y temiblemente cierta.
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*Groucho and Me. 1959
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