Estrenando a Karla y Diego 1

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A Karla y a Diego los conocimos por Internet. La única pareja que hemos contactado por una página de intercambios. Y es que esos sitios no nos gustan y los vemos sólo por la morbosidad de ver perfiles y fantasear, además de recibir fotos de quienes nos escriben y nosotros enviar las nuestras. Pero tenemos la seguridad que el 99.99% de quienes están en esas páginas son hombres solos, que buscan ver si tienen suerte "pescando" y a nosotros nos gustan las cosas serias, honestas y en pareja. Nunca hombres solos y menos de esas páginas... y que pueden ser casados, pero con toda seguridad sus mujeres no saben lo que hacen ni lo que les gustaría hacer y escriben allí ocultos y en secreto.

Sin embargo, al ver el perfil de Karla y Diego sabíamos que eran reales... y es que casualmente yo conocía al hermano de Diego, ya que eran dueños de una empresa proveedora de los insumos que yo uso. En las fotos, tanto Karla como Diego se veían muy "apetitosos" y a mi esposa y a mí nos dieron muchas ganas de conocerlos. Y les escribimos a su perfil. Al día siguiente nos respondieron y compartimos direcciones de e-mail y en un par de días ya nos habíamos enviado muchas fotos de todos desnudos, y quedamos en reunirnos en un café, los cuatro y ver si a todos nos apetecía tener sexo en grupo. En los mails que compartimos, además de las fotos excelentes que nos enviaron, Karla y Diego nos advirtieron que para ellos sería la primera vez en intercambiar pareja... y eso nos puso un poco a la defensiva porque no nos gusta "estrenar" parejas en la vida swinger... sí, es muy excitante ser los "primeros" pero los riesgos de que todo salga mal son muy altos... los "novatos" todavía no saben con seguridad si quieren esto o no... los celos pueden aparecer... arrepentirse y que un problema explote... ya sean en la pareja de novatos o contra nosotros. Pero con mi esposa decidimos que podíamos correr el riesgo de conocerlos e ir poco a poco.

Cuando llegaron al café, nos impresionaron... Karla era una rubia teñida, pero muy guapa y con un cuerpo lleno y voluptuoso... nada vulgar, pero sí muy atractiva. Pero Diego... era muy alto... 1.95mts... delgado, de facciones muy agradables. Ambos de piel blanca. Si al final resultábamos cogiendo con ellos, sería la primera vez de mi mujer cogiendo con un hombre tan alto... y eso era muy excitante... pensar en cómo se "ajustarían" la verga de él y la panocha de mi esposa.

Platicamos un rato de generalidades y todo era muy agradable, tanto que parecíamos amigos desde hacía mucho tiempo. Y la más desinhibida era Karla. Ella estaba muy emocionada y para nada nerviosa, al contrario, se notaba como que quería irse ya a la cama conmigo. Cuando empezamos a hablar de sexo, primero quisimos ser nosotros los que les contáramos nuestras "reglas" y las condiciones para acostarnos con ellos... y les hablamos de nuestro concepto de la vida swinger y lo que esperábamos. También les hablamos de nuestra bisexualidad, de que siempre todo en pareja, en el mismo cuarto y en la misma cama. Del sexo vaginal, oral, manual y anal. De nuestros fetiches voyeristas, del amor a la olfactofilia que tenemos, a las panochas y axilas peludas y las lluvias doradas. Quisimos que desde el principio supieran a qué atenerse si decidían coger con nosotros. Y que no hubiera sorpresas desagradables para nadie. Total era su primera vez y preferíamos que se arrepintieran antes y no después.

Nos escucharon con total atención, y por supuesto la forma como les contamos de nuestra vida sexual estaba llena de detalles... pornográficos... y todo lo apoyamos enseñándoles muchas fotos y videos de lo que hacemos... así que ellos estaban hirviendo con lo que les decíamos. Karla se removía en su silla y Diego a cada rato se acomodaba la verga, que seguramente ya se le había puesto dura. Además los pezones de Karla ya se marcaban en su blusa y se notaban que serían duros y grandes como a nosotros nos gustan. 

Diego nos dijo que por él no había ningún problema con lo que les contamos ni con nuestras reglas. Y Karla dijo que por ella tampoco había problema, que al contrario, lo que les dijimos era no sólo lo que deseaban sino incluso más. Y que aunque nunca lo habían hecho, hervían de deseo por probar y conocer lo que nosotros ya habíamos conocido por tantos años. Nos dijeron que por supuesto, tanto Karla como Diego habían tenido sexo con otras personas antes de casarse, y que también tenían muchas fantasías y fetiches y que estaban más que ansiosos por que les enseñáramos todo lo que nosotros sabíamos. Querían probar de todo... incluso la bisexualidad. Y que nos pedían que les tuviéramos mucha paciencia pero que ellos pondrían todo de su parte para que todos estuviéramos satisfechos.

Con mi esposa nos miramos, nos sonreímos y sin decirnos nada, ya sabíamos que sí queríamos coger con ellos. Mi mujer estiró su mano y la puso sobre la de Diego, y Karla al ver eso agarró la mía... Era como sellar un pacto entre los cuatro. Mi mujer llevó la mano de Diego bajo la mesa y el mantel cubría sus manos, pero yo ya sabía que mi esposa estaba haciendo que Diego le acariciara las piernas... porque por eso en este tipo de reuniones siempre usa falda. Karla y yo podíamos ver que la mano de Diego se movía bajo la mesa y por los movimientos seguro no sólo estaba acariciando el muslo de mi mujer, sino que ya había llegado a su panocha peluda y estaba jugando con ella.

Yo acerqué mi mano al pecho de Karla y con disimulo, porque había más gente en el café, empecé a mover mis dedos sobre sus pechos y pezones y me encantaron. Casi apachaba su pecho, gordo y firme, con mi mano... e inmediatamente supe que Karla no llevaba brasier. Y más caliente me puso. Mi mujer movió un poco más su silla y acercó su mano a la entrepierna de Diego... y le agarró la verga sobre el pantalón... y muy bajito me dijo que la tenía deliciosa... dura... y que le encantaba. Karla hizo lo mismo y se acercó a mí, sin quitar su pecho de mi mano... y estiró su brazo y también me sobaba y apretaba la verga. Los cuatro nos quedamos en silencio y cambiábamos nuestras miradas de unos a los otros... Karla y Diego sonreían mucho y eso nos encantó.

De repente dije que había cambio de planes... me miraron como sorprendidos, seguro pensaron que yo me había arrepentido y todo terminaría allí... pero les dije que no era lo planeado... que creímos que sería más lento todo y que tardaríamos más en hacerlo... pero que, si estaban de acuerdo, nos podíamos ir a nuestra casa... y allí empezar a hacer de todo... y todos se rieron, como aliviados que siempre sí, que cogeríamos los cuatro... ese mismo día.

Nos levantamos, ocultando un poco las vergas paradas. Y nos fuimos a nuestra casa.


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