Mimi, la loca y el ADN (versión corta)

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No lo se cual ha sido la razón por haberse casado. El amor, seguramente, no.

O, tal, vez… Dicen que entre el amor y el odio hay una ralla muy fina y es fácil de pasar en otro lado. No ha sido un matrimonio concertado: no ha sido obligada en eso: unicamente que no es una persona capaz de amar. De todas maneras, no ha comprobado en toda su vida ser capaz de un sentimiento noble. A su marido, seguramente, no. En realidad, solo le tuvo desprecio…

En un día, exactamente a mediodía cuando sus hija (una niña de primaria) comía y su marido se preparaba para ir a trabajar, tenía tanta intranquilidad y gritaba tanto que se sentía algo, hasta en el aire. Algo que ella cocía…

Su marido casi acababa de hervir el café (la manera tradicional de obtener el café en los países levantinos).

La niña comía sin ganas, debido a que por ella era un suplicio la hora de comer.

La pobre, asistió a una escena difícil de imaginar.

Mimi, la loca, vino por detrás de su marido diciéndole algo.

En el momento cuando su marido apagó el fogón y retiró el recipiente con el café hirviendo, ella lo empujó, gritando.

A ese, le cayó gran parte del café a 100 grados centígrados encima de sus pies. Grito de dolor.

La niña se asustó y se levantó de la mesa. Solo Mimi, la loca, estaba como si nada había pasado. Intentó levantar el animo a su marido diciendo que pronto 

pasará.

Esto, un hombre forzudo, sacaba ruidos raros y respiraba de un modo (también raro) para que no le duela tanto.

Que va!

Sacó los calcetines.

La piel estaba roja, hasta el color granate.

El rojo vivo, como la carne de cangrejo, se volvía más coloreado.

Llamó a la ambulancia. Estuvo ingresado y se “recuperó” en mucho tiempo.

Tal vez, algún avance (en su trabajo) le estaba esperando en los próximos días. Con la baja, perdió algunos derechos.

En cuanto Mimi, la loca, no tenía ningún remordimiento por su doble crimen: el de quemar los píes de su marido y el trauma que tuvo que soportar la niña (enferma de corazón).

Años después, la enfermedad heredada en su ADN, empezó a manifestarse.

Lo más probable que no tuvo algo que ver con la quemadura (se le habían caído muchos estratos de piel hasta “curarse”), pero cabe la posibilidad de que esto podría ser factor decisivo en la evolución de la misma (arteritis).

 

En la actualidad, no se acuerda de la conmemoración de la muerte de su marido (23 de septiembre), solo se acuerda de vez en cuando de envenenar la tierra de su tumba con herbicidas, cosa que suele hacer con la tierra de la vivienda a donde se ubica.

Que alma debe tener la persona que le proporciona herbicida a una loca que ni siquiera trabaja la tierra?

 

 

In memoriam, por el que ha sido: el Maestro Principal Lis.


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