Estrenando a Karla y Diego FINAL

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Definitivamente Diego se encontraba muy a gusto chupando la panocha... y el semen que le metí. Así que dimos por sentado que su bisexualidad se desarrollaría muy bien, por lo menos para mamar y ser mamado por mí. Y la de Karla ya había comenzado con los besos con mi mujer y con tocarse y chuparse los pechos y las panochas cuando jugamos a las penitencias; porque tanto Diego le puso de penitencia a Karla que chupara todo el cuerpo de mi mujer, y aunque no tenía experiencia en sexo lésbico, lo hizo muy bien y con entusiasmo... yo le dije lo mismo a mi esposa, y ella se puso a mamar a Karla de formas que la volvieron loca... les dijimos que hicieran tijeras y 69s... que se pajearan una a la otra con los dedos... y que también se chuparan las axilas (a Karla le encantaron las axilas peludas de mi mujer y dijo que probaría a no rasurarse) y los culos. Y también se metieron los dedos hasta el fondo del culo... del propio y del de la otra. Pero las penitencias tenían la condición de no permitir que nadie tuviera orgasmos... que fueran cortas y sólo con el objetivo de calentarnos más. Y ellas hicieron lo mismo con Diego y conmigo. Y nos mamamos y chupamos las vergas, los huevos y los culos... y yo le metí un dedo entre el culo, y Diego me metió dos (bastante largos).

Allí fue cuando mi mujer dijo que quería orinar... e invitó a Karla y a Diego a acompañarla... para verla o para orinarla... les dejó abierta la opción. Ya ellos sabían de nuestro gusto por las lluvias doradas en los mails que intercambiamos y las fotos en donde nos estamos orinando... pero nosotros todavía no sabíamos si querrían hacerlo... nunca forzamos a nadie a hacer algo de lo que no están seguros que les gustará. Karla dijo que ella sí quería orinarnos... y que la orináramos, mientras Diego nos dijo que para comenzar el prefería orinar a mi mujer... y que después ya se vería... y nos pareció muy bien. Y así lo hicimos. En el baño mi mujer y yo nos acostamos en el piso de la regadera y Karla se puso arriba de los dos... y nos empezó a orinar... su orina salía de su coño en un chorro desordenado y era difícil apuntar a quién orinaría... pero al final sí nos empapó con su orina tanto a mi mujer como a mí. Era una orina caliente, amarilla... y muy abundante... y cuando sólo salieron gotas de su uretra, mi esposa metió su cabeza y le dio una mamada rápida... y después yo hice lo mismo. Y sentí el sabor fuerte, amargo de su orina y el olor a panocha, semen y orina. Fue el turno de Diego y mi esposa se quedó sentada en el piso, ya empapada por la orina de Karla. Diego puso su verga frente a la cara de mi mujer y poco a poco empezó a salir un chorro de orina... un chorro muy fuerte y grueso... y la orina amarilla empezó a chocar contra la boca de mi mujer, que la abrió para tragar todo lo que pudo. Pero la orina era tanta que ya corría por su cuello, a sus pechos, abdomen y le llegó incluso al pelo púbico y parte mojó sus piernas... y seguro sus nalgas también estaban mojadas de la orina de Diego. Cuando él terminó de orinar mi mujer le agarró la verga y sacó la lengua y chupó los restos de orina, y terminó con la verga dentro de su boca... y se veía que como la pija estaba aguada, ella la mordía y sorbía. Fue delicioso.

La última en ser orinada fue Karla. Mi mujer se puso en cuclillas sobre su cara... y dirigió el chorro de orina a su cara y después a sus pechos... y cuando mi esposa ya no sacaba casi nada de orina yo ya estaba listo para orinar sobre la cara, pechos y panocha de Karla... y cuando ella vio el chorro que salía de mi verga, suspiró más... y vio cómo yo le empapaba el cuerpo con mi orina... y decía que le encantaba lo caliente que se sentía, y el olor y el sabor... porque tanto la orina de mi mujer como la mía le entraron en la boca... y Karla se sobaba los pechos empapados y se jalaba los pezones... y cuando sintió el chorro de mi orina en su coño, llevó una mano para sobarse los labios vaginales y meter un par de dedos en su vagina. 

Así terminamos de orinar... y les contamos que nosotros generalmente no nos secamos la orina de nuestros cuerpos ni nos bañamos... a menos que  tengamos que salir, pero que si nos quedamos en casa, queremos sentir la sensación de la orina secándose en nuestros cuerpos y después sentir el olor y lo pegajoso en nuestra piel... y que si lo hacemos por la noche, dormimos así y nos bañamos hasta el día siguiente... pero que por ser ellos primerizos, si lo deseaban se podían secar y bañar... Karla dijo que ella prefería sólo secarse pero no bañarse... y como Diego no había sido orinado dijo que él estaba bien sin bañarse... y que no le importaba que nosotros nos quedáramos con su orina mojando nuestros cuerpos. 

Del baño ya no regresamos a la sala sino directamente a nuestra habitación, nos acostamos en nuestra cama matrimonial... Diego junto a mi esposa y Karla a mi lado... y mientras platicamos de lo sucedido y comparábamos notas y comentarios, nos acariciábamos y metíamos mano. Y Karla nos pidió ver más fotos de nosotros cogiendo y le dijimos que también teníamos videos... y cogiendo con otras personas... y prendí la TV y puse nuestros mejores videos y ellos no podían creer lo que veían... eran prácticamente películas porno, pero en lugar de actores éramos nosotros... y los videos enseñaban todo con detalle... porque no es que dejemos una cámara fija... siempre hay alguien más grabando lo que pasa. Y Karla parecía niña con juguete nuevo... nos hacía preguntas sobre las otras personas... su olor y sabor, el tamaño de su vergas, huevos, culos, tetas, gustos y fantasías... y con cada cosa que les contábamos se calentaban más. Terminamos de coger en la madrugada, agotados e irritados de vergas, culos, tetas y panochas... no digamos de los labios y las mandíbulas de tanto abrirlas al mamar vergas.

Se quedaron a dormir en nuestra casa. Y en la mañana repetimos por varias horas la cogida de la noche anterior. Y ahora Karla y Diego son parte de nuestro grupo swinger. Y la más activa es Karla, que se quedó fanática de coger con hombres y mujeres. Y ha sido una amistad deliciosa. Y muchas veces hacemos viajes juntos y por supuesto que son verdaderas orgías. Al final Diego probó a ser penetrado, pero no le gustó mucho, así que con él sólo tenemos sexo oral y manual y él sí me ha penetrado el culo varias veces. Definitivamente para esta vida se nace... no se hace. No es para todos.


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