Hola soy Laura de 50 años, pero gracias al gimnasio me conservo bastante bien, mis medidas son 130-70-110 (o sea tetas gigantes, buena cintura y cola parada) 1.75 de estatura, casada hace 25 con Néstor.
Como todo matrimonio tenemos fantasías en el sexo. La que nos pone bien cachondos es cuando nos imaginamos otro hombre haciendo un trío. Mi marido me lame el clítoris y me acaricia con un consolador que luego me lo incrusta en mi vagina para luego introducir también su verga; hemos probado todo ... el consolador en mi vagina y su pija en mi culo y al revés. He tenido las dos juntas por los dos agujeros; hasta dos en mi chocho y uno en mi ano. Cada vez quiero más...tenía la necesidad imperiosa de tener dos o tres vergas de verdad, de carne tibia, venosas...palpitantes y no sabía cómo convencer a mi marido; hasta que una noche sin querer todo se dio naturalmente, porque mi esposo también lo deseaba. Fue una juntada de amigos/as en mi casa, para mi cumpleaños...todo marchaba correctamente con charlas, karaoke, bailes y tragos; al final de la joda comenzaron a retirarse, quedando solo Pablo y José, bastante borrachos. Pablo hacía bastante tiempo que pidió usar el baño, pensando que se había quedado dormido me acerqué, la puerta estaba entreabierta y alcancé a observar que se estaba masturbando, si pija era monstruosa (ni en las películas porno había visto algo así) me excité al instante y sin dudarlo entré, tomé su verga con las dos manos, lo miré a los ojos y le susurré "No acabes por favor, convenceré a mi marido para que cojamos todos, ¿sí?"...me retiré para decirle a Néstor lo que había visto y éste estaba convenciendo a José de lo mismo.
Mi marido me besó con frenesí y me dijo al oído "hoy haremos realidad nuestras fantasías". Seguidamente comenzamos a bailar... mientras mi marido me abrazaba y besaba, José se posicionó detrás mío refregando su verga en mi cola; comenzaron a desvestirme y apareció Pablo con su enorme pija en la mano...no perdí ni un minuto y estaba de rodilla tratando de meterla en mi boca....
De allí en más, todo fue lujuria desenfrenada, realicé todas las posiciones y formas antes imaginadas...
Estuvimos por más tres horas cogiendo si parar, hasta quedar exhausta recostada sobre la verga ¨Pablo metida en mi vagina, la pija de José en mi culo y la de mi esposo en mi boca.
Me desperté a las cuatro horas y mis machos me estaban esperando para seguir cogiendo.
Desde entonces nuestras relaciones sexuales nunca fueron de a dos.
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