Tengo 39 años desde hace pocos días, nada cambio de una semana a otra, solo cambiaron los parámetros del tiempo en lo cansado y desgastado que puedo llegar a estar.
Recuerdo cuando iba a tener 18 años, parecía que el mundo era algo nuevo. Sin dudarlo sentía a diario esa obligación de convertirme por una noche en una estrella de rock para destruir al mundo, cumpliendo la necesidad personal de decir las verdades a los vejestorios, y al mismo tiempo, demostrar que ser un adolescente podía ser una mezcla entre misterio y ese descontrol que inventa amores llenos de sexualidad. Se acabó el recuerdo del tiempo que es melancolía y vuelvo a repetir... ¡Cumplí 39 años! El último año del "treinta y tanto" y toda esa cultura de la locura como referente o genio ya desapareció. En la actualidad mi logro es llegar en condiciones respetables al último día del mes, conservar mi trabajo, mi relación amorosa y que no me inviten a un nuevo baby shower o funeral.
En ocasiones escucho entre murmullos: "mira al viejito, es tan chistosa su poca vergüenza que parece fantasía de manicomio".
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