Dos viejos para una universitaria parte I
Por Jack Danniel's
Enviado el 21/10/2025, clasificado en Adultos / eróticos
204 visitas
Viña del Mar, fines de febrero de 1995.
Un taxi Hyundai Accent 1993 color amarillo se detiene al frente la peluquería una mujer de cuarenta años, de cabello teñido de rojo crespo, era la peluquera y dueña, abría el local, detrás de ella llegaron las chicas peluqueras que trabajaban con ella, eran las 10:30 hrs al local ingresa una chica.
- Buenos días soy Johanna vengo a ver el departamento–
- si lo sé permítame arreglarme - responde ella, a las 10:48 minutos la puerta del departamento se abre y la peluquera ingresa y tras de ella la hermosa morena, de cabello castaño y ojos negros, ingresa -bueno este departamento como ve es muy pequeño, living, comedor una chimenea cerca de la muralla donde puede calentarse y en la puerta del lado está el dormitorio, como puede ver es grande, la cama de una plaza y media, velador y una cajonera, ahora sigamos, el baño que está al lado del dormitorio es pequeño pero tiene todo hasta un mueble donde puede guardar toallas, papel higiénico y otro mueble al lado de la lavadora ideal para guardar detergente de ropa y suavizantes, la chica salió del baño y fue a la cocina, ahí la peluquera la miraba pensando que quizás ella seria fiestera y eso haría que tuviera problemas con los vecinos, empezó a observarla bien sus curvas los glúteos que se marcaban en el pantalón color arena y los pechos qué le daba contorno al peto color naranjo con el logotipo en letras blancas de aeropostale su cabello castaño, al salir de la cocina con esos hermosos labios dibujó una sonrisa mira a la peluquera le dice _ gracias, tengo otros departamentos que ver en la tarde llamaré si me interesa_ ella salió y dando las gracias se marchó, Johanna camino unos doce metros hasta llegar a una plaza en la esquina había un kiosko de periódicos donde había un teléfono público y sacando un billete de quinientos pesos y acercándose dónde el hombre que atiende en la ventanilla este delgado, de calvicie en el centro de la cabeza y cabello negro con trazos de canas, se llama Julio Briceño un hombre de cuarenta y ocho años, viudo su única hija se fue a estudiar a Santiago y llegaba siempre al finalizar cada mes, vestido con pantalón de tela color beige y camisa café, leía el periódico mientras mordisquea un palo de un kojak qué se había comido, al ver los pechos qué sobresalían del peto anaranjado, su impresión fue tan grande que quedó con la boca abierta y los ojos azules detrás de los anteojos de marcos negros mirando impresionados _ disculpe pero ¿el teléfono funciona? Dice Johanna _ Si, si _
- Que bien tiene que me cambie este billete de quinientos pesos?
- Si acá esta tome- el nerviosismo del cuarentón era tanto que no se percató que le había pasado seiscientos pesos, Johanna se acercó al teléfono y empezó hablar.
- Aló! Paula? Soy Johanna, si ya estoy en viña, si estoy matriculada en la universidad, ahora estoy buscando alojamiento, pero esta difícil, no he encontrado un buen departamento, solo cuartucho, si pero no me alcanza para un departamento de lujo, si está muy caro, parece que tendré que hacer algo parecido a lo que hice en Santiago, si sé que no me gustó, que termino mal pero tener sexo por arrendar un dormitorio me llevo a estar en lujosas camas, si, tendré que arrendar a cambio de sexo, pero bueno seguiré buscando, si ahora me estoy quedando en Quinteros en la casa de una tía, ya seguiré buscando un departamento, en la noche te llamo para seguir conversando- al colgar Johanna le dio las gracias a Julio y se marchó, el hombre solo miraba como se movían los glúteos de la morena, al escuchar la conversación su cabeza se llenó de ideas hasta que corriendo llamo por el teléfono público.
- Aló Gustavo? Soy Julio, oye, ¿todavía tu esposa esta como corredora de propiedades? ¿si? ¿Y la cabaña de lujo que esta de piloto del condominio en Reñaca esta disponible? ¿si? Mira te tengo un dato, un negocio que te va a gustar.
A las cuatro con cuarenta y seis de la tarde, tanto Gustavo como Julio se juntaron en la cabaña que servía de piloto, Gustavo un hombre de un metro y ochenta de estatura, moreno, calvo y con un leve sobrepeso abrió la puerta con la copia de la llave que su esposa tenía, al entrar Julio vio que esta cabaña era de lujo, así que sonrió, Gustavo sonrió dejando las llaves de su vehículo en la mesa del comedor volteando una silla se sentó y empezó hablar
- Haber, dices que en la mañana llegó una jovencita y escuchaste que buscaba arriendo en un lugar de lujo, ¿y que estaba dispuesta a tener sexo por arrendarlo?
- Que jovencita una mujer rica muy rica –
- Y que tienes en mente?
- Arrendarle esta cabaña a cambio de que se acueste con los dos-
- Que? ¿Acaso crees que acepté?
- No sé, es muy arriesgado dos hombres con ella hay muchas posibilidades que no acepte, pero no perderemos nada, estaremos como ahora, pero si acepta tendremos las mejores cachas con una diosa- al decir esto Julio
-Bueno y que debo hacer?
-vestirte como si fueras el dueño de esta cabaña y comprar cigarrillos y licores caros yo me encargaré de comprar la comida y los preservativos ya que necesitaremos muchos- cuando Julio dijo eso los dos sonrieron.
Pasado dos días, en el terminal de buses la que venía de Quinteros llegaba eran las nueve con cuarenta y tres de la mañana de su interior aparece Johanna vestida con un peto celeste, unas calzas negras y una chaqueta de mezclilla negra al colocarse su mochila celeste se dirigió hacia la salida un hombre vestido con chaquetón verde una gorra, lentes obscuro y un bigote se acerca a ella y le pasa un volante la morena toma el papel y sigue caminando pero antes de llegar a la salida se detiene mientras leía el volante este decía " se arrienda cama en lujosas cabaña de reñaca, solo universitarias, precio conversable, llamar al teléfono desde las diez de la mañana " Johanna siguió caminando, Julio quien era el hombre quien le paso el volante llegó corriendo a su kiosko y algo preocupado ya que eran las diez con tres minutos pensó que podría haber llamado, pero cuando se sacaba la gorra, el bigote y cuando empezaba a sacarse el chaquetón, suena el teléfono con rapidez toma el teléfono era Johanna
-Aló, si ahora si, no se preocupe, ah llama por la cama en arriendo, si esta disponible si ningún problema juntémonos a las diez y media, ningún problema le doy la dirección, si nos vemos- al colgar Julio sonrió.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales