EL HOMBRE DE LA VENTANA 1

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Laura Foix era una joven administrativa de cabello castaño y ojos del mismo color, que hacía un par de años que trabajaba en una empresa de Marketing, y aquel día tras una pesada jornada laboral,se dirigió a la estación que estaba ubicada en Plaza Cataluña en Barcelona a tomar el tren de cercanías que la llevaría a un pueblo del litoral junto al mar que era donde se hallaba su domicilio.

Cuando el tren llegó a su destino ya era noche cerrada y en el cielo brillaba una luna llena con una intensa luminosidad amarilla que cautivó a la joven. Seguidamente Laura se adentró en un callejón estrecho en el que había unas escaleras que desembocaba en una calle cerrada jalonada por casas de planta baja con sus respecctivos ventanales que daban al exterior, cada una de las cuales tenía enfrente sus propios jardines en los que algunos estaban sembrados de limoneros y de rosales.

De súbito la administrativa miró hacia una de aquellas casas y en el ventanal de la misma vio a un hombre de unos seseinta años de edad que le causó tanto asombro como una profunda impresión. El caso no era que aquel sujeto fuera mal parecido, pero casualmente Laura se fijó en su mirada y advrtió que esta carecía de toda emoción. Era una mirada fría, casi despiadada que evidencaba una alma oscura.

Por fin Laura llegó a su hogar que estaba en la misma calle y respiró con alivió. Allí la aguardaba su esposo Jaime que hacía un rato que la esperaba.

- ¿Qué tal el trabajo? ¿Cómo te ha ido hoy? - se interesó él.

- Oh, bien, bien... - repuso ella vagamente-. ¿Y la niña ya ha cenado? - preguntó Laura. Pues la pareja tenía una hija pequeña de tres años.

- Claro. Y ha cenado muy bien. Ahora está durmiendo en su cama, porque de jugar tanto estaba gotada.  dijjo Jaime.

- Estupendo.

Entonces Laura se acordó del tipo que había visto en aquel ventanal que le había llamado la atención y preguntó a su pareja si sabía quiién era

- Bueno, ya sabes que yo apenas me fijo demasiado en los vecinos de esta calle. En realidad no sé quién es. Sólo lo he visto un par de veces al ir a comprar el pan - respondió Jaime.

- Pues no me gusta nada que este tío viva en esta calle.Cuando lo he visto se me ha helado la sangre - confesó Laura.

- ¿Y éso por qué? Es un vecino más.

-No lo sé. A lo mejor es una tontería, pero me ha parecido que en él había algo siniestro. Pero bueno, no me hagas caso; tal vez sean figuraciones mías- concluyó ella como ahuyentando un mal recuerdo, y decidió no pensar más en el asunto..

 Al dia siguiente cuando la chica iba a la estación para reincorporarse de nuevo a su trabajo, echó un vistazo all ventanal de la casa donde había estado aquel hombre mas no vio a nadie. No obstante se cruzó con una vecina cincuentona con la que había hablado varias veces y quiso saber algo de aquel sujeto

- Sí, parece raro ¿verdad? Hace unos meses que se ha instalado aquí, y parece que vive solo, y apenas habla con nadie. Unicmente le viene una mujer muslmana de vez en cuando a hacerle la limpieza de la casa. le dijo la vecina.

 Laura, a pesar de que estuvo toda la jornada ocupada con su  quehacer no podia quitarse de la cabeza la desnaturalizada expresión de aquel tipo. Era como si su recuerdo conllevase un mal presentimiento.

Un mediodía de fin de semana Laura se percató de que en su calle había la Policía local y una ambulancia quienes se adentraban en una de aquellas casas donde vivía el señor Massip que  era un hombre afable; mayor de edad que vivía con su hijo, el cual al parecer se había caído por unas escaleras de su vivienda que conducian a las habitaciones, y se había desnucado muriendo en el acto. Todos los vecinos de la calle lamentaron la desaparición del señor Massip pensando que él había sufrido un fatal  accidente y por supuesto de dieron el pesáme a su hijo. Pero quien se abstuvo de aquella formalidad fue el misterioso hombre del ventana.

Sin embargo  los vecinos de la calle se llevaron una desagradable sorpresa. Resultó que la caída por las escaleras del señor Masipe en su casa, no había sido en absoluto accidental. La autopsia determinó que éste había sido empujado por alguien. Había sido asesinado. El hijo no podía haber sido porque cuando ocurrió el suceso él estaba de viaje; Entonces la Policía Autónoma sospechó que alguien se habría colado en su casa para robarle dinero; pues se supo que el señor Massip siempre guardaba en un cajón de la consola un fajo de billetes por si surgía cualquier urgencia que se pudiese presentar.Pero los agentes al comprobar que el dinero seguía intacto en aquel mueble se apercibieron que este no había sido el motivo del crimen. El asesino tenía que ser alguien que se hubiese ganado la confianza del anciano; que entrara en su hogar y que por alguna razón lo hubiera matado. Esto entrabaa en la hipótesis de un sujeto psicópata. Pero ¿por qué? ¿Y quién?

Una noche Laura se dirigía una vez más a su casa a la sakida del trabjo, y en el vagón del tren coincidió casualmente con el "hombre del ventanal", que le lenzó una mirada cargada de agresividad, y de connotaciones amenazantes. Se acercó a la mujer que estaba de pie en el pasillo de dicho vagón y le dijo con una voz ronca.

- Usted intuye que yo asesiné al señor Massip. Lo veo en sus ojos. Pero no tiene ninguna prueba contra mi.

- ¿Qué dice? Yo no sé nada. ¡Déjeme en paz!- repuso Laura con un temblor de piernas.

- Este Mssip era un usurero; un gusano. Y me alegro que haya muerto - continuó el hombre con regocijo.

- ¿Es que usted no siente compasión por nadie? - se atrevió a desfiar  Laura a aquel hombre.

- Yo de usted no diría nada a la policía, por lo que le pudiera pasar - amenazó el sujeto son hacer caso de su comentario.

Laura creyó que vivía una pesadilla, y se alejó presa del miedo de la proximidad de aquel tipo. No le cabía ninguna duda. Tan pronto como ella vio aquella noche al tipo en el ventanal de su casa, supo que algo terrible iba a ocurrir en la calle, y que él era el culpable del asesinato del señor Massip.

Mas la policía que no era necia, interrogó a todos los vecinos de la calle y en principio la mayoría de ellos tenía una coartada; además la gente de la calle era pacífica y el vecindario se respetaba mutumente Pero pronto empezaron a sospechar del extraño "hombre del ventanal" ¿Quién era aquel tipo? Por otro lado Laura no tuvo más remedio que confesar a los agentes lo que le había dicho aquel extraño sujeto en el tren, convitiéndose así en una testigo de cargo.

                                                                        CONTINUA


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