CUENTOS DE LA LUNA ROTA (7)

CUENTOS DE LA LUNA ROTA (7)



   Arcadi había encontrado en el lienzo una nueva tonalidad que todas las veces anteriores no había observado. El ángulo desde el que una sombra oscura quedaba rota por un estrecho haz de luz anaranjada, y arrojaba sobre la figura desnuda de Leda, le había pasado desapercibido anteriormente. Notó el estremecimiento y el regocijo del encuentro primero, dentro del reencuentro con ella.

Los ojos semicerrados de Leda transmitían una intensidad permanente y hacían suspirar a Arcadi, allí sentado frente al cuadro, inasequible a las y los visitantes de la sala. Y..., de nuevo se produjo: la tibieza de aquella mano suave, sin peso, etérea, recogiendo la suya, y a continuación los cabellos esponjosos de Leda reposando en su cuello.

Arcadi reconoció la sensación de felicidad y entorno los ojos. Sentía su calor, cercano e íntimo, la leve respiración de ella sobre su piel.

Acarició el muslo desnudo y la carne firme; sin girarse, sin mirar; para evitar que nadie más se sentara al lado de ellos y la magia se esfumara, como tantas otras veces anteriormente.