CORTO REALTOS DE MI VIDA: MI PRIMERA INFIDELIDAD PARTE 1.

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Tomado del diario de mi madre encontré este relato, recuerdos vagos vienen a mi mente de esta historia, lo único que recuerdo es haber abierto una puerta y ver a mi madre desnuda encima de alguien que no era mi padre, nunca le vi el rostro a aquel hombre, con el tiempo borré ese recuerdo de mi mente hasta hoy, con razón aquella voz siempre me pareció familiar.

Era el año 1976, lo recuerdo bien porque mi hijo Migue tenía 4 años y mi esposo empezó a perder interés en mí, todos los días era lo mismo, levantarse temprano, hacer el desayuno, después empezar a limpiar, lavar la ropa etc., solo de acordarme me siento cansada, la situación es que mi vida empezó a volverse monótona y aburrida, en las noches él llegaba del trabajo cansado cenábamos y después nos acostábamos a dormir, yo trataba de alentarlo para hacer el amor, le acariciaba su polla, se la chupaba como yo solo sabía hacerlo, algunas veces respondía, otras no, solo decía DEJAME ESTOY CANSADO, yo me levantaba de la cama y me iba a fumar un cigarrillo a la sala, muchas veces me puse a llorar hasta quedarme dormida en el sillón, así pasaron los meses, un día por si fuera poco mi esposo empezó a regresar ebrio del trabajo, al principio fue cosa de un día, pero con el tiempo la cosa se fue poniendo peor, ya no me tocaba para nada, era como si solo fuera una sirvienta para él, me sentía desesperada, llegue al punto de empezar a tomar yo también, un día los vecinos tuvieron una gran discusión y hasta la policía llegó, tiempo después me enteré por chismes que la mujer del vecino le había sido infiel y por eso la había golpeado y echado de casa.

Mi vida siguió de mal en peor hasta que un día barriendo el callejón afuera de mi casa mi vecino salió a tirar su basura, me saludó, hola dijo, a lo que yo respondí, hola Don Ronald como le va?, y me contestó pues la verdad muy mal, yo lo miré con lastima y le dije, sabe todos pasamos por momentos duros a veces, pero hay que saberlos llevar, entonces el hombre rompió en llanto y yo no sabía qué hacer, así que le dije, Don Ronald no se ponga así, mire si quiere le puedo preparar un café y platicamos, el hombre estuvo de acuerdo y me abrió la puerta de su baranda, yo dejé la escoba y la pala para basura en el callejón y entré a su casa, ya adentro le pregunté dónde estaban las cosas para hacer el café, el muy finamente me mostró y yo preparé café para los dos, nos pusimos a platicar un buen rato, me contó todo lo por lo que había pasado, de cómo su esposa lo engañaba con su mejor amigo, cuando el invitaba a tomar a su amigo a su casa entre su esposa y su amigo lo emborrachaban lo llevaban al sillón de la sala y allí lo dejaban mientras ellos dos iban al cuarto a tener sexo, me contó toda su vida, de repente empezó a contarme historias subidas de tono, eso me mojó al instante, yo tenía puesto solo un camisón corto, Don Ronald por momentos me miraba las piernas y mis pechos, al principio me sentí incomoda pero a la vez excitada, fueron pasando los minutos y de la nada me preguntó si me gustaba bailar, yo le dije que me encantaba, pero a mi esposo no le gustaba, me dijo tengo unos discos quiere escucharlos? Yo pensé bueno por qué no?, fuimos a la sala y él puso los discos, me preguntó si quería un whisky, a lo que al principio me negué pero igual con uno no me iba a emborrachar, le acepté y el trajo vasos, hielo y una botella, sirvió los tragos y empezamos a escuchar la música, eran mis grupos preferidos de cuando era más joven, por primera vez en meses me sentía bien, después de unos minutos Don Ronald me preguntó si quería bailar, le dije que no pero el insistió, me tomó de las manos y me levantó del sillón, nos pusimos a bailar, por cierto era bueno también para bailar jajajaja, el contacto con su cuerpo despertó en mi un furor que tenía ratos de no sentir, no sé si fueron los tragos o la música o el ambiente pero me dejé llevar, de pronto él me tenía por la cintura y yo colgada a su cuello, no sé cómo pasó pero nos miramos y nos besamos, fue tanta la lujuria que sentí que me deje llevar por unos momentos, el metió su mano por debajo de mi camisón y empezó a tratar de meter su dedos en mi vagina, yo me mojé de inmediato, el sin detenerse se puso de rodillas y se metió entre mis piernas, me quito la braga roja que llevaba y empezó a meter su lengua dentro de mi vagina, yo estaba completamente excitada, le dije que parara que no debíamos, pero el hombre no escuchaba, le pedía que se detuviera pero a la vez no quería que lo hiciera, lo tomaba del pelo pero eso le excitaba más, sentía su lengua como penetraba muy adentro en mi vagina, por momentos perdía el equilibrio y me agarraba de donde podía, le decía que parara por favor, pero me chupaba con más fuerza, me venía una y otra y otra ves, jadeaba de placer, ah ah ah ah ah sí si así así así así así ah aha aha aaaaah, me empujó al sillón quede con las piernas abiertas y se abalanzo sobra mí, me quito el camisón y empezó a lamer y a morder mi pezones, se quitó la camisa, yo le aflojé el cincho, se quitó el pantalón y la ropa interior, y allí fue cuando ví su gran pedazo de polla, casi de color morado con enormes venas, Don Ronald era un hombre de tez morena, bajo de estatura, pero su polla era mucho más grande que la de mi esposo, sentí miedo porque nunca había probado algo así, nunca había estado con nadie aparte de mi esposo, era mi primera vez de infiel, yo estaba sentada en el sillón y Don Ronald me dijo, le gusta lo que ve? Y yo respondí, SI ME GUSTA!!!! , entonces métala en su boca, chúpela y dase gusto dijo, yo le dije que nunca lo había hecho, que el sexo con mi esposo solo era lo normal, entonces me tomo del pelo y dijo yo le voy a enseñar cosas nuevas, con la otra mano tomo su polla y la pasó por mi boca, yo no quise abrir la boca pero de tanto pasarla por mis labios me encendió mucho, la agarré con mis dos manos y por primera vez en mi vida sentí lo que era mamar una deliciosa polla, la metí en mi boca y empecé a lamerla, frotármela por la cara, la mordía suave, de pronto empecé a succionarla cada vez más y más duro...

Continuará...


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