La esencia humana: vínculo, vulnerabilidad y sentido
La esencia del ser humano no se encuentra en la acumulación, sino en la conexión. Desde tiempos ancestrales, lo humano ha sido sinónimo de comunidad, de relato compartido, de cuidado mutuo. Somos criaturas de lenguaje, de memoria, de afecto. La fragilidad no es nuestra debilidad: es nuestra raíz.
La esencia humana se manifiesta en el gesto gratuito, en el arte que no busca rentabilidad, en el abrazo que no cotiza. Es la capacidad de sufrir con el otro, de crear sin garantía, de amar sin cálculo.
El millonario como figura antisocial
El gran millonario, en su versión más extrema, representa la ruptura de ese vínculo. No por su riqueza en sí, sino por lo que esa riqueza permite: aislamiento, impunidad, desconexión. Rodeado de asistentes, blindado por sistemas, separado del dolor común, el millonario deja de habitar el mundo compartido.
Su vida se convierte en una sucesión de privilegios que lo alejan de la experiencia humana básica: la necesidad, la incertidumbre, la interdependencia. En ese sentido, no es solo una figura poderosa: es una figura antisocial, en el sentido más profundo del término.
Capitalismo: sistema sin alma
El capitalismo, como sistema, organiza recursos, incentiva innovación y distribuye bienes. Pero también convierte el tiempo en mercancía, la dignidad en variable económica, y la vida en competencia. En su versión más cruda, deshumaniza.
No es casual que los grandes millonarios sean sus héroes: representan el triunfo del cálculo sobre el cuidado, del beneficio sobre el bien común. Pero ese triunfo es, en realidad, una derrota del alma.
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