Seduciendo a la esposa de Leonel 6

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Cuando Dinora llegó a nuestra casa mi esposa la recibió como que si fueran viejas amigas e inmediatamente la hizo sentirse muy cómoda y se sentaron en la sala, en el mismo sillón. Mi esposa guardó la distancia para no "asustar" a Dinora pero sí se colocó de forma que se pudieran ver a las caras y a una distancia adecuada para de vez en cuando, tocarle el hombro, el brazo o una parte de la pierna, como parte de la conversación casual que tenían. Tomaron una primera taza de café y en una media hora no hablaron de sexo... hasta que mi esposa le dijo que realmente le gustaba mucho que ella hubiera llegado... y más para lo que había ido. Tanto Dinora como mi esposa tenían blusas de botones, y faldas, no cortas pero sí lo suficiente para mostrar sus piernas... más blancas las de Dinora y un poco más morenas las de mi esposa... y cuando mi mujer puso una mano en la rodilla de Dinora, esta saltó un poco... como sorprendida... pero no apartó ni la mano de mi esposa ni su pierna... y eso fue una excelente señal. Mi esposa la dejó allí, encima de la rodilla desnuda de Dinora... sin mover los dedos... ya llegaría el momento de iniciar pequeñas caricias con sus dedos. Mi esposa es excelente seduciendo. Ya sea a mujeres o a hombres.

Mi esposa le preguntó que si le había gustado la noche anterior... que se pajearan hablando por teléfono... y Dinora que dijo que sí, que había estado muy bueno... entonces mi esposa le dijo que habíamos podido oír muy bien cuando Leonel le metió la verga... y Dinora abrió mucho los ojos y mi mujer siguió haciéndole preguntas sobre qué había sentido cuando su marido se la cogía... y que sí había pensado en ella... que si se había imaginado que era mi mujer la que se la cogía y no Leonel... y Dinora dijo tímidamente que sí. Entonces mi esposa le preguntó que si ellos habían oído cuando yo le metí la verga a mi mujer... y sus gemidos y sus gritos... y Dinora volvió a decir que sí, que nos habían escuchado y que les había encantado, que a ella le había parecido muy morboso saber que yo le metía la verga... entonces mi esposa le dijo que ella también se había imaginado que era Dinora la que le metía los dedos, la lengua o un dildo... y que también se había imaginado que era Leonel el que le metía la verga... duro, rápido, hasta el fondo...y le preguntó a Dinora si le gustaría que su marido le metiera la verga... y ella dijo que sí... mi esposa le preguntó que si le gustaría que yo le metiera la verga... que intercambiáramos pareja... en la misma cama... y así ver a la otra con la verga del otro marido... y Dinora dijo que sí, que le encantaría. Mientras tanto ya mi esposa había incrementado las caricias en la rodilla de Dinora y sus dedos habían avanzado en su muslo, llegando a meterse bajo la falda... y mi mujer siguió haciéndole comentarios sobre las fotos que nos enviaron... sobre los pechos y coño y nalgas de Dinora y de la verga de Leonel, de sus huevos y de cómo se veía que le gustaba mamar panocha y culo y pezones mientras apretaba los pechos... y mi mujer le preguntó que qué le había gustado a Dinora sobre las fotos de nosotros cogiendo... que qué le gustó a Leonel de mi mujer... y mientras Dinora le respondía, mi mujer llegó a tocar su pubis sobre el calzón... y poco a poco dirigió sus dedos a la entrepierna... y sintió que ya la tela del calzón estaba empapada... y hasta sintió que los labios vaginales de Dinora eran grandes y salidos... lo único que mi esposa extrañó fue sentir la mata de pelos del pubis o pelos saliendo por los lados del calzón, pero no le importó. Era una panocha nueva, extraña, diferente... y repentinamente mi mujer sacó sus dedos de abajo de la falda y dejó de sobarle el coño a Dinora, quien se extrañó mucho por eso... pero cuando vio que mi mujer llevaba sus dedos a su nariz para sentir a qué olía su coño, abrió mucho los ojos... y se sonrió con picardía. Mi esposa olió fuerte sus dedos... que no sólo tenían bastante olor a panocha caliente sino que también estaban muy mojados y ligosos, porque Dinora estaba tan mojada que su precum había pasado la tela. Mi mujer hizo gesto de delicia al oler ese coño y le dijo a Dinora que olía más fuerte y delicioso que el calzón que nos había dado Leonel... y que le encantaba a qué le "apestaba" el coño... ya mi mujer usaba las palabras más eróticas y guarras, como ella acostumbra cuando está caliente.

Mi esposa no sólo olió sus dedos empapados a coño sino que también se metió los dedos a la boca y los chupó uno a uno. Y cuando dejó sus dedos limpios de jugo de coño pero empapados en su propia saliva, los volvió a meter bajo la falda de Dinora y directamente los llevó a seguir sobando su coño... pero ya no sobre el calzón. Apartó el elástico y tocó directamente los labios vaginales. Los sobó unos momentos y después empezó a tocar en medio de los labios y metiendo la punta de un dedo en la entrada de la vagina... En ese momento Dinora abrió más sus piernas, se recostó en el sillón y cerró los ojos... como decidida a dejarse llevar y gozar el dedo de mi mujer. Y cuando mi esposa metió todo su dedo dentro de la vagina de Dinora... metió un segundo dedo y empezó una paja más fuerte... ya no eran caricias... era un paja completa. Y mi mujer acercó su cara a Dinora y le dijo al oído que por qué Dinora no la tocaba también... que se sintiera libre para hacerle lo que quisiera... lo que fuera... y sin esperar respuesta de Dinora, mi esposa llevó su boca a la de Dinora y la empezó a besar. Primero en los labios, pero cuando Dinora abrió la boca mi mujer le metió la lengua... y Dinora respondió con el mismo entusiasmo al mismo tiempo que mi mujer sintió los dedos de Dinora entrar bajo su falda y dirigirse directamente a su coño... Dinora pegó un brinco y abrió los ojos y mi mujer también la miraba fijamente... el brinco fue cuando sintió lo peludo que mi mujer tiene el coño... y Dinora empezó a jugar con los pelos antes de hacerlo con los labios vaginales de mi esposa...y dejando los pelos le metió de un sólo un par de dedos... y los metía y sacaba con fuerza y pasión, sin mucha experiencia, pero con muchas ganas.

Y así mi mujer llevó su otra mano a una de las grandes y gordas tetas de Dinora. Primero sobre la tela, pero después le abrió con maestría la blusa, le subió las copas del brasiere y empezó a pellizcar ese pezón gordo y duro.


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