La rebelión de las horas
Por Gabriel Cocimano
Enviado el 07/11/2025, clasificado en Cuentos
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Hubo un día en el que el tiempo deshizo su devenir rutinario e inexorable…
Todo comenzó cuando los relojes del mundo desobedecieron su secuencia corriente, y las
agujas comenzaron a girar en forma inconexa, anárquica, caprichosa. Los husos horarios
estallaron, y se perdió definitivamente la sincronización y la referencia del meridiano cero.
Cada minutero y segundero siguió su propio designio, girando incluso en sentido contrario
al convencional. Así, por ejemplo, a las once horas le siguieron las siete, y luego las tres.
Pero lo más curioso fue que, como si la naturaleza estuviese regida por el artificio, las
partes del día también obedecieron la secuencia anárquica de los relojes: al amanecer le
siguió el ocaso; a la medianoche, el mediodía. El sol salía y se ocultaba antojadizamente,
pasaba del cenit a la oscuridad sin más trámite; con idéntica versatilidad las sombras se
alargaban, se contraían o desaparecían.
Como si fuera poco, también los seres vivos parecieron gobernados por el capricho de las
máquinas cronométricas. Los animales corrían sin sentido ni destino, algunas aves
dormían mientras otras volaban en grandes bandadas. Los humanos pasaban del almuerzo
a la cena, dormían o se despabilaban según el antojo de los astros.
Fue el día en que nos conocimos. Estábamos solos los dos, fundidos el uno con el otro,
amándonos. Pasamos la noche juntos (tal vez era el amanecer, acaso el mediodía, no lo
sé), disfrutando de nuestra compañía, eternamente desvelados. Nunca supimos, ni
siquiera nos importó, lo que pasó allá afuera.
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