EL CANTO DE LAS SIRENAS 1

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Esteban Oller era un hombre de medina edad, casado y sin hijos el cual trabajaba de guía histórico en el Museo del Club de Fútbol del Barcelona a cuántos visitantes pasaban por alli, que no sabían nada de Historia. Sin embargo se daba el caso que en su fuero interno desde la adolescncia sentía una  atracción especial por el viejo relato LA ODISEA.de Homero; pues era como si éste le quisiera transmitir un mensaje que estaba relacionado con su vida personal.

En efecto, un día cualquira por la mañana, cuando Esteban se hallaba en el lavabo de su casa aseándose para emprender su jornada laboral, de súbito le vino  a  la memoria el pasaje de dicha fábula en el que los marinos del barco de Ulises con destino a la isla de Itaca para no escuchar el engñoso canto de las sirenas que les arrastrerían contra los arrecifes se taparon los oídos con tapones de cera, mientras que Ulises, el capitán, permacía atado al mástil del navio desafindo aquel canto. Con este acto de rebeldía el mito viene a reflejar que el hombre empiezaba a evolucinar a partir de la razón.

Por tanto Esteban que hacía días que notaba un vago malestar emocional sintió como si despertara de un sueño dando paso a una realidad insospechada. Sí, él trabajaba en un Club de Fútbol,mas no sentía en  absoluto la afición por aquel  deporte rey. En relidad le parecía que los únicos  que se beneficiaban  de  aquel deporte eran los jugadores mientras  que el público vivía en una gregaria ilusión totalmente alineante; pues una vez terninado el partido del domingo cada cual regresaba a su rutina habitual. Estaba claro  que Esteban era un sujeto  autosuficiente y reflexivo  que no necesitaba formar parte de ningún rebaño humano para sentirse alguien. En otro orden también se percató  de que el  amor de pareja estaba envuelto más  en un falso halo romántico, ilusorio que en muchos casos estaba más relacionado con la novedad del momento que en un afecto verdadero. Y este halo romántico cumplía la  misma función que el canto de las sirenas del mito de la ODISEA; aunque luego en la vida diaria la convivencia con la otra persona se volvía una pesada montaña difícil de subir. Porque la realidad era que  este amor  romántico tenía una finalidad biológica para perpetuar la especie humana y nada era lo que aparentaba ser. Por otra parte, Esteban  dejó de creer en la política ya que ésta manipulaba la emotividad de la gente de una manera paranoica prescindiendo de la sensatez y la racionalidad de la misma como debía ser, para alcanzar el poder. Para Esteban esta soiedad vivía en una bubuja de falsedad que no le satisfacía en absoluto.

Una vez que Esteban llegó al Club de Fútbol. la encargada que era una mujer de cierta edad de semblante austero  al fijarse en el recién llegado, lo miró con disgusto, dado que le produjo una extraña incomodidad.

-¡Vaya al Museo a cumplir con su obligación! - le ordenó ella de mal talante

- Es lo que suelo hacer -.respondió él un tanto contrariado por aquel tono tan desabrido de aquella mujer; era como si él la hubiese ofendido en algo cuando no era cierto 

Asimismo al llegar a su puesto de trabajo se dio cuenta que sus compañeros rehuían su proximidad..

- ¿Te ocurre algo Esteban? - quiso saber una joven trabajadora que había hablado algunas veces con él

- No. Me siento muy bien - respondió el aludido con una sonrisa.

- No sé. Hay algo en ti inquietante, extraño - le dijo ella.

Al terminar la jornada laboral Esteban regresó a su hogar, pero tan pronto como lo vio su mujer,inexplicablemente ella empezó a atacarle sin una razón aparente. .Empezó a acusarle de pequeños fallos domésticos como  si él fuese un ser sin ningún valor humano, para acusarle seguidamente de adoptar una actitud desconocida hasta entonces que no sabía cómo definir ni afrontar. Era como si de pronto Esteban fuese un ente de otro planeta.

- ¡Déjame, desgraciado, que eres un desgraciado! - le insultó ella cuando Esteban se le acercó para preguntarle qué le ocurría

-¡Pero mujer! Si yo soy el de siempre - se defendió él que empezaba a perderle la confianza.

Mas todo fue inutil. La esposa de Esteban que era una mujer rubia llamada Carmen que trabajaba de administrativa en una empresa de cosméticos, lo evitaba tanto como podía, y no sabía cómo dirigirse a él.

Al dia diguiente Esteban se reunió en un bar con su amigo de la infancia llamado Pedro para charlar de sus cosas como solía hacer una vez a la semana. En aquella ocasión, frente a un vaso de cerveza, Esteban decidió contarle a su compadre lo que le ocurría con su cónyuge.

- Verás Esteban. Carmen me ha llamado por el móvil para hablarme de ti. Y veo que tiene motivos para estar preocupada. Tú no eres el mismo de otras veces. Pareces otro - le dijo Pedro-. Hay algo en ti indescriptible; no sabría decir que es,pero que da pavor.

- ¡Pero que tontería es esa! Si yo soy el de siempre y no he hecho nada malo a nadie. - protestó airado Esteban.

-Ya. Pero mira. Tú no eres como todos nosotros. Así que lo mejor será que me olvides, y no me llames más. ¿De acuerdo?

Y dicho aquello se levantó de la mesa en la que estaban sentados, salió a la calle y se perdió entre la multitud.

Estonces Esteban se apercibió que quienes le rodeaban le hacían el vacío sin saber con exactitud a qué se debía.

                                                                     CONTINÚA

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   .              


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