Noche de compartir esposas
Por Gonxxx
Enviado el 28/11/2025, clasificado en Adultos / eróticos
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Ya se había hablado un poco de lo que se trataba, pero el nervio se apoderaba de Isela para romper el hielo. Un par más de mezcales y, en vista de que no lo mencionaría, tomé a mi esposa y comencé a besarla de forma descarada. Mi esposa abrió las piernas y dejaba ver su diminuta tanga mientras Isela se pegaba un poco a mi esposa para acariciarle las tetas.
Isela es la compañera de trabajo de mi esposa, no tiene mucho que entró y se hicieron buenas amigas, desde hace un rato mi esposa le contaba en broma (y a veces no) las cosas que nos gusta hacer en pareja, (Tríos, sw, encuentros casuales, etc.) y le dijo, que estaba interesada en compartir una noche de intercambio. Ya se lo había planteado a Marco, su esposo, y él estaba muy interesado. Isela es una mujer hermosa de 25 años, casada con Un hombre maduro de 47. Y esa dualidad le llamó mucho la atención a mi esposa porque, por un lado, es morboso tener la verga de un hombre tan maduro y por otra, consumir un coño juvenil la vuelve loca. Yo por su puesto, estoy más que conforme con la elección, Pues Isela tiene un culo perfecto y blanco, y unos ojos esmeraldas que dan ganas de verlos justo antes de eyacular.
Llegamos como a eso de las siete de la tarde, compartimos una botella de tinto y luego pasamos a un par de mezcales, la tensión era mucha pues, nadie sabía cómo proponer el inicio de todo, de modo que, con el calor de tres tragos y, con las ganas visibles de Isela, no me quedó de otra que, besar a mi esposa en ese amplio sillón.
Mientras yo besaba a mi esposa sentía las manos de Isela tomando su cuello y sus tetas, ella le hizo una seña a su marido, pero él mejor trajo una silla y con su trago en la mano se dispuso a ver tan deliciosa escena, mi esposa giró la cabeza y comenzó a besarla, mientras yo la iba, y me iba desvistiendo prenda por prenda, mi esposa puso a Isela en medio de ambos, entre besos y caricias la desnudamos muy lentamente. Mi esposa se puso de rodillas en medio de sus piernas y sin permiso le introdujo tres dedos en la vagina, ella gimió desesperada y mi esposa desde adentro meneaba sus dedos y los sacó para dármelos.
-Mira mi amor, esta empapadísima, como te encanta.
En ese momento, la recostamos en el sillón, puse mi verga dura y venosa en su cara, Isela la miró, y miró a su marido que, meneando la cabeza hacia abajo, el concedió el permiso para que la degenerada se comiera mi verga hasta el fondo. Mi esposa chupaba la concha de Isela y, desde el ano lengüeteaba haciéndola temblar y gemir como una perra. Marco observando, sobaba su pene y comenzaba a quitarse la camisa.
Mi esposa me tomo del brazo y me puso a donde estaba, juntos chupamos el sexo de esa puta y en seguida se levantó para ir con Marco, se le sentó en las piernas, y mientras Marco le chupaba las tetas, ella lo iba desnudando, yo al ver eso comencé a penetrar a Isela haciéndola venir delicioso, mirando a su esposo siendo desnudado por mi esposa.
La verga de Marco no estaba lista, mi esposa se puso en cuclillas y comenzó a masturbarla, Marco se puso de pie y puso a mi esposa recargada en la silla. Le abrió las nalgas, y comenzó a mamarle el culo saboreando los fluidos de su sexo empapados de la excitación que tenía desde ya hace un momento, yo seguía cogiendo a Isela, la cual, no dejaba de mojarse, sus pequeñas tetas bailaban con cada choque y yo sentía como mi verga estaba abrazada por su vagina estrecha. Marco intentó penetrar a mi esposa, ella lo ayudaba, pero no conseguía hacerlo, entonces mi esposa lo sentó de nuevo y quiso chupársela.
-Ve con ellos, quiero verlos a los tres.
Escuchando esto, puse a Isela de pie, mi esposa llegó a besarla mientras yo estaba en su espalda jugando con mi verga entre sus perfectas nalgas, mi esposa le chupaba las tetas y con su mano diestra frotaba su clítoris haciéndola gemir delicioso, sentí cómo mi esposa la abrazaba de las nalgas y las abría para mí sin culpa. Jugueteando en la entrada de su culo, comenzaba a dilatarlo.
-Está muy gruesa, no me va a entrar. –Dijo Isela con la cara roja como manzana.
Mi esposa la puso en el sillón y comenzó a chuparle el culo, yo fui al culo de mi esposa para penetrarla sin compasión.
Isela gemía, viendo de reojo cómo yo estaba penetrando a mi esposa por el ano mientras los dedos de mi esposa se iban abriendo paso en el suyo, primero uno, luego dos, y en seguida tres. Luego de un par de minutos, mi esposa me empujó para dejarme a Isela lista para ser penetrada, y luego, se puso frente a Isela para besarla y ver su cara cuando tuviera mi verga hasta el fondo.
Lentamente, fui penetrando a Isela de forma anal, justo al llegar al fondo ella gritaba, mi esposa se puso de rodillas, lamia el clítoris de Isela y entre gritos de placer y llanto se vino en chorro mojando las tetas de mi esposa.
Con eso comencé a chocarla con una velocidad furiosa, vi como Marco venía hasta nosotros y mi esposa se puso de pie para sentir su pene justo en la misma forma que Isela. Ambas hembras de frente, se besaban sintiendo los empujones arrebatados de otro hombre.
-Ven mi amor, te quiero a ti también. –Dijo mi esposa.
Me senté en el sillón, mi esposa me montó extasiada, Marco estaba detrás de ella listo para meterla en su culo cuando ella dijo: -Métela también en mi panochita. –Isela se puso de rodillas y ayudó a su hombre a lograr la doble penetración vaginal, mi esposa estaba vuelta una puta gritando, rasguñando mis hombros hasta ahogarse en un orgasmo extenso, como de casi un minuto. Mientras los gemidos de Marco y mis gruñidos la dejaron cansada.
Era el turno de Isela, yo estaba sentado y ella se sentó encima, metiendo mi verga en su culo, Marco comenzó a penetrarla por la vagina y con tan solo unos cuantos embates, Marco no pudo contenerse y se vino dentro de su esposa, la cual también se vino abrazándolo de forma hermosa haciendo de eso, una escena memorable.
Marco sacó su pene, yo seguía moviéndome en el culo de Isela, ella me decía que ya le dolía mucho y entonces, mi esposa me pidió que me vinera en su cara, Isela se puso de rodillas cual película porno. Mi esposa me masturbaba con violencia hasta hacerme venir en esa carita hermosa de ojos esmeraldas. Luego lamio su cara hasta dejarla limpiecita, se recostaron en el sillón e hicieron un hermoso 69. Luego de hacerse venir mutuamente, yo estaba listo para acompañarlas. Hicimos casi lo mismo, por más tiempo, en lo que Marco se reponía, pero mientras, se deleitaba viendo gozar a Isela.
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