Dp sorpresa de mi esposo
Por AledeL
Enviado el 28/11/2025, clasificado en Adultos / eróticos
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Mi nombre es Alejandra (55) a pesar de mi edad conservo un cuerpo "apetecible" (140/65/100) y mi Esposo Alberto (60). Somos un matrimonio normal que con los años la llama sexual se fue apagando.
No tuvimos hijos, por lo que en nuestra juventud y también en la adultez, dimos rienda suelta a nuestras relaciones sexuales, llenas de fantasías, acompañadas de dildos, cremas, pelis porno y sin ahorrar gemidos y gruesos epítetos. Nuestra mejor fantasía era, cuando mi marido me colocaba una venda en mis ojos y me decía que me imaginara que otro hombre entraba a la habitación a hacerme una doble penetración junto a él. Mientras hacíamos el amor me iba dilatando suavemente mi ano y en un determinado momento me dejaba incrustado un consolador en mi vagina...se retiraba hasta la puerta, la abría y la cerraba... en vos alta decía "Pasá, que mi señora está desesperada por tener dos pijas" y al volver me la metía por el culo.
Yo me volvía loca de placer...y en mi imaginación pensaba en actores, en compañeros de trabajo, en vecinos... pero nunca se lo expresé a mi esposo; hasta que una noche me dijo que me imaginara alguien real y por la calentura -sin pénsarlo dije-: "Gastón" (nuestro vecino solterón del frente, un muchacho de 32 años, musculoso) a partir de allí nuestro visitante imaginario tenía nombre y apellido y formó árte de nuestra fantasía. Alberto compró un consolador más grande y más grueso pues decía que la pija de Gastón era acorde a su cuerpo.
Habrían pasado un par de meses, (en cuyo trayecto mi esposo fue preparando la sorpresa que nunca la sospeché) cuando una noche, como tantas otras, viendo una película porno donde la doble penetración era el eje principal. Haciendo el 69, mientras me lamía la vagina, frotaba mi clítoris y me metía su dedo con crema lubricante en mi culo, me introducía el nuevo dildo gigante y repetía "Ya llegará el momento en que tengas otra verga de verdad...de carne".
Luego me puse en posición de perrito (vulgarmente, cuatro patas) con la venda en mis ojos, esperando la frutilla de la fantasía cual era la doble penetración...con mi ano dilatado y el consolador metido en mi vagina, Alberto se retiró hasta la puerta y dijo: "pasá Gastón que mi señora quiere dos pijas de verdad" al volver -como siempre- me penetró analmente, pero ésta vez sacó el juguete de mi chocho y antes de preguntarle porque lo hacía, sentí como entraba otra verga...ésta vez tibia, de carne, venas, nervios, palpitante, jugosa, tersa y firme...rápidamente por puro reflejo me quité la venda, miré hacia el costado donde había un espejo y descubrí a pesar de la tenue luz, que Gastón (el vecino) me estaba cogiendo junto a mi marido; al instante comencé a tener un orgasmo increíblemente largo (10 minútos) y profundo (con fuertes gemidos de gozo). La fantasía se estaba haciendo realidad... mi calentura no cesaba por el contrario les pedía que no pararan; Gastón se tiró de espalda en la cama dejando exhibido su monumental verga (más grande de lo que habíamos imaginado) me senté a horcajadas sobre semejante mole de carne no dejando ni un centímetro afuera, ofreciendo con mis manos ambas tetas para ser acariciadas y besadas por el vecino; mientras mi marido comenzó con la doble penetración vaginal... era una locura total sentir ambas pijas en mi vagina...entraban y salían sin descanso luego intercambiaron de posición (mi esposo abajo y Gastón desde atrás) Estuve por más de media hora cogiendo sin parar; era sexo duro -pero romántico-; sexo resputuoso -pero hablando sucio. y mientras acababa por segunda vez, Alberto me besaba apasionadamente, acariciaba mi rostro, me miraba a los ojos y me decía:
Alberto: "¿mi amor, te gusta mi sorpresa?"
Yo: "Siiii, pero, porque tardaste tanto tiempo".
Alberto: "Disculpame, de ahora en más disfrutaremos a full de tadas nuestras fantasías".
Yo: "Con ésto, me sobra".
Alberto: "Tengo pensado algo mucho mejor para vos".
Mejor que esto imposible, pensé.
Mientras sentía como ambos me llenaban de leche, mis orgasmos eran espasmódicos.
"Quiero más, les dije".
"Por eso te dije que tengo pensado algo más grande para vos".
Mis ojos se iluminaron..."Me dejaré sorprender". respondí con un lujurioso gemido. Mientras Gastón intentaba infructuosamente hacerme la cola.
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