Pedro Contreras era un hombre de cincuenta años que se hallaba en su casa convaleciente de una fuerte gripe que había sufrido hacía escasos días, por lo que a primera hora de la tarde decidió ver las Noticias en la televisión,
Lo primero que se le anunció como si de la primera plana de un periódico se tratara fueron los casos de corrupción del primer partido político que gobernaba a la nación; como asimismo de la oposición. ¿Pero durante cuánto tiempo estaban dando la misma noticia desde perspectivas diferentes y con toda suerte de detalles que poca gente entiende? Al parecer más de tres años; por lo que Pedro estaba harto de que se le diera tantas vueltas a aquel asunto. En otro orden se retransmmitían los insultos y las desapacibles broncas que se lanzaban los politicos tanto de un bando como de otro en el Parlamento, dado que se decía que dichas confrontaciones eran del agrado del público, y nuestro espectador se preguntaba si al fin y al cabo aquel bochornoso espectáculo en el Congreso era pura comedia. A ello le seguían otras fatales noticias sobre conflictos bélicos en diferentes rincones del planeta. Aquello era lamentable, y Pedro empezó a sentirse incómodo en su sillón, a sentir náuseas anímicas, ya que lo que sucedía en el mundo le venía a sugerir que éste habitaba en un lugar en el cosmos que era una basura y no podía hacer nada para remediarlo. Todo eran desastres sean colectivos, naturales,o domésticos como crímenes, agresiones y otros delitos.
Lo cierto era que en el ámbito periodístico se consideraba que lo que en realidad vendía, lo que tenía más audiencia eran las desgracias humanas que alimentaban el morbo del espectador. No en vano los periodistas de primera línea se ufanaban al referir que ahora vivíamos un periodo histórico interesante. Para ellos, claro, porque vivían de lo negativo. Pero para un espectador normal como era Pedro, aquello era vomitivo. Nuestro espectador cambió de canal en el que se proyectaba un sinfin de anuncios publicitarios de una frivolidad apabullante. Era como si se le insinuara "Sí, Pedro. Esta vida no vale nada, pero tú si quieres ser feliz y reír como un bobo, compra, compra y consume compulsivamente un nuevo coche, productos alimencios etc y no pienses en nada, porque ya piensan los políticos por ti". Seguidamente en dicho canal dieron un programa de humor siempre en torno a las noticias del día. Pero en el que se exibía un humor grotesco, forzado, insustancial y estúpido. Se trataba al espectador como si éste fuese un parvulito sin criterio alguno.
"Bueno. A ver si en otro canal dan algún programa de un interesante debate" - se diijo Pedro presionando otro botón del mando a distancia-. Y sí, en otro Estudio había un programa de debate. Mas los contertulios de nuevo eran periodistas pertenecentes a la secta laica del Gobierno, quienes no cesaban de criticar a los del bando contrario. "Oh, que malos son los de la derecha, por esto y por aquello.." -repetían una y otra vez todos los días los periodistas de un modo grandilocuente-. No cabía duda que el programa en cuestión intentaba manipular, adoctrinar al personal en beneficio de los que ostentaban el poder. Pedro se indignó. "¿Es que este Gobierno nos toma por imbéciles?" - exclamó pasando a otro canal-. Pero si en las Noticias del telediario se hablaba de las desgracias comunes, en este otro lado se ventilaban los sinsabores a modo de chafardería de la gente famosilla de la prensa del corazón, Se enfatizaba la ruptura matrimonial del hijo tal de una conocida cantante andaluza, de la pelea de fulanito de tal con su madre, de los achuchones que se da una pareja de jóvenes en una isla del Pacífico paradisiaca......"¿Esto es el entretenimiento?" - se dijo Pedro desde su sillón-.Lo chocante del caso es que Pedro días más tarde se enteró de que aquella decadencia televisiva no ocurría sólo en España, sino que ésta como un tsunami se extendía a los medios de comunicación de Europa.
Nuestro especctador ya no lo pudo aguantar más y enfadado apagó el televisor, y se fue a la salita de estar a leer un libro. Fue entonces cuando recibió una lllamada en su móvil de su hermana.
- ¿Cómo estás? - le preguntó ella interesándose por su salud.
-¡ Bien, bien...! - respondió él un tanto exaltado.
- Oye. ¿Qué te pasa? ¿Estás enfadado?
- Un poco, si.Pero ya se me pasará. Mira chica. La televiisión es un gran invento, pero la han convertido en una caja tonta, porque no hacen más que estupideces y desgracias. He querido ver en ella algún programa intereante y ha sido imposible. Pues los programas de debate sólo son para adoctrinar al espectador en un sentido político - se quejó Pedro-.. Si los programas televisivos son un reflejo del nivel mental y cultural de la gente, ¡pues apaga y vámonos!
- Pues no veas la tele. Mira alguna película de las plataformas; o lee algún libro- le sugirió su hermana.
-- Oh, ya lo hago. Pero como comprenderás no se puede estar leyendo o viendo películas en las plataformas a todas horas. Por otro lado yo no me imagino a mis amigos frente a la tele refunfuñando de los políticos por cosas de ellos. A veces uno desearía informarse de algo diferente, a título de curiosidad, como de Historia, de Ciencia, o de música.. Por eso he dejado de lado las Redes Sociales. Porque la gente que está influida por la política te insultan de mala manera. Por eso veo vídeos diferentes en el Youtube. Sin embargo, no puedo comentar de temas culturales con nadie.Pues creo que la sociedad ha caído en una simplicidad asombrosa, y tanto da que tengan estudios como si no.
Seguidamente Pedro y su hermana cambiaron de tema y hablaron de otras cosas referentes a la familia. Al terminar la comunicación, el hombre se durmió en el sillón. Por lo visto la televisión le había dado sueño.
FRANCISCO MiRALLES.PÉREZ.
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