Quién le escribirá a la luna

Quién le escribirá a la luna

En las noches plácidas se oculta entre las sombras,  
entre los vuelos silentes de las aves nocturnas  
y la melancolía de las ramas del sauce llorón.

Pero cuando el cielo negro  
se convierte en un abismo infinito  
y las estrellas le parpadean desde el universo  
le arde en el pecho un suspiro  
y le acaricia una voz etérea que dibuja alas encantadas  
sobre el luminoso blanco de su pétrea piel.

Entonces ella teje con su sangre tintada  
letras de sueños  
e impregna de rojos versos  
el papel que había vestido de madreselvas.

Con mirada queda, confundida,  
puede sentir el tacto sedoso,  
casi un toque de pluma,  
de las letras serenas que arman sus poemas de brisas silentes,  
de palabras que no son solo palabras, palabras con alma en cada letra, en cada acento, en cada inflexión… palabras cargadas de miradas intensas y latencias de nostalgias, de arreboles y jazmines en la piel.

–Dime tú, entonces, ¿quién le escribirá a la luna?   
–Nadie escribirá a luna,   
porque dicen, (ignorantes), que ya no tiene corazón.