El día que caí a sus pies (parte 5)
Por Relatoradefantasias
Enviado el 30/12/2025, clasificado en Adultos / eróticos
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Él sonrió apenas.
—Ven esta noche —añadió con calma—. Ya sabes llegar. aparte hay un experimento que sabes quiero que probemos_ Oscar ladeo la cabeza y le sonrió con malicia. _Cual crees que es tú limite querida?_
Ella se quedó quieta, con una mano en la puerta del auto, el corazón le latía con fuerza.
Óscar arrancó el motor y se alejó lentamente del campus, sin mirar atrás.
Nina se sentó frente al volante, con las llaves aún en la mano.
Durante un largo instante dudó. Luego, con la adrenalina todavía recorriéndole el cuerpo, encendió el motor y lo siguió a la distancia.
El camino lo hizo mas lento, mordiendo su labio en el trayecto, golpeteando con los dedos el manubrio, tan jodidamente nerviosa y a la vez tan ansiosa.
Al llegar al lugar, la reja de la casa estaba abierta por lo que estaciono sin problema alguno, subió las escaleras con el corazón desbocado, como si el aire se volviera más denso con cada avance. Al llegar a la puerta, dudó apenas un segundo antes de abrirle.
Adentro, una luz tenue la envolvió. Había velas encendidas a lo largo de la mesa, y el aroma a madera y vino llenaba el ambiente. Óscar la esperaba junto a la ventana, con la camisa blanca abierta que mostraba su torso, Jeans algo gastados y los pies descalzos sobre el piso de madera.
—Llegaste —dijo sin moverse.
Ella asintió, dejando su bolso en la entrada.
—Dijiste que había un experimento —respondió con voz baja, intentando sentirse segura y no mostrar ese nervio que le hacia temblar las piernas.
Él giró despacio hacia ella, con una media sonrisa.
—Sí. Quiero saber qué pasa cuando se mezclan las cosas que no deberían mezclarse.
Nina lo miró sin entender del todo.
—¿A qué te refieres?
Óscar avanzó unos pasos.
—En teoría, si mezclas dos elementos inestables, la reacción debería ser impredecible —dijo—. Me pregunto si pasa lo mismo cuando se juntan dos personas que intentan no tocarse.
Ella sonrió, con un temblor apenas visible pero que se notaba por la forma en que tragar saliva marcaba su cuello y entreabría un poco los labios para poder respirar mucho mejor.
—Eso no lo enseñan en los laboratorios.
—No —respondió él—, pero hay lecciones que solo se aprenden fuera del aula.
—¿Y si el experimento falla? —preguntó ella.
Óscar se detuvo frente a ella, tan cerca que podía sentir su respiración.
—Entonces aprenderemos algo nuevo —dijo—. Los científicos observan... pero a veces la observación cambia el resultado. Eso también pasa contigo.
Óscar sonrió, no la tocó; solo la rodeó con su presencia. El aire pareció cambiar de temperatura.
Nina sintió que algo en su pecho se apretaba. Era como si cada pensamiento lógico desapareciera, reemplazado por impulsos que no sabía explicar.
algo tan instintivo, primitivo.
Él levantó la mano, no para tocarla, sino para rozar el espacio que los separaba.
Su gesto era medido.
No había contacto, pero su cuerpo reaccionó igual, como si la memoria de su piel recordara como se sentía el roce de sus dedos sobre su cuerpo, sus pechos se erizaron marcando su vestido, mostrándoles surgentes.
—Te das cuenta... —susurró él—. Todo esto sucede incluso antes de tocarnos.
Nina asintió sin saber por qué. No había más teoría que explicara eso.
Su respiración se mezcló con la de él; un mismo ritmo, una misma tensión contenida.
Y entonces entendió lo que quería decir cuando habló de "mezclar lo que no debía mezclarse":
razón y deseo, ética y emoción, profesor y alumna, control y rendición.
Oscar mostraba ese goce gigante de tenerla justo como estaba, como si seducirle de ese modo fuera su practica favorita. Había en su mirada algo de estudio y algo de rendición, como si entenderla —descifrarla— se hubiera vuelto su obsesión más dulce.
Extendió la mano, señalando la mesa del centro, rodeada por la luz de las velas.
—Ven —le pidió, con voz firme pero baja.
Nina obedeció en silencio. Se quitó los zapatos y los dejó cuidadosamente a un lado, antes de apoyarse en la mesa y dejar que su cuerpo se acomodara sobre la superficie.
El sonido de los pasos de Óscar, el roce de los cajones, el aire que se desplazaba con su movimiento... todo parecía amplificarse. Cada pequeño ruido la mantenía alerta, expectante, consciente de cada segundo que pasaba antes de que él volviera a acercarse.
Cuando lo hizo, Nina percibió el leve brillo metálico de algo en su mano, aunque no apartó la vista de él.
La voz de Óscar quebró el silencio con una seguridad que la desarmó:
—No necesitas que te toque para saber lo que estás sintiendo —murmuró.
Nina mordió sus labios y notó como sus manos se presionaron en la madera, su respiración se puso mas densa aun cuando Oscar paso la punta de la afilada tijera en sus piernas y subió por ellas elevando el vestido hasta que quedara enganchado en su cola. ladeo su rostro y miro por debajo de el viendo el sexo de Nina expuesto.
_Sigo probando la teoría, estas mojada lo noto por el brillo en tu sexo y todavía no te toco_ su seguridad la hacia temblar, el sonido de las tijeras avanzando por la tela, rompiendo su vestido gatillo su necesidad, una necesidad de poder descubrir cuanto mas podía sentir, cuanto mas ese hombre podía sacar de ella.
cuando la tela estuvo abierta completamente la punta de las tijeras rozaron su pecho, tiro con ellas del sujetador exponiendo el pezón derecho de Nina que estaba contraído, con la punta firme como un garbanzo. tenia un pecho blanco con una aureola café tan clara que casi desaparecía con el resto de su piel.
_Eres tan hermosa_
La respiración de Oscar se sobresalto, la punta de la tijera paso por el pezón de ella y se sintió tan complacido al notar que no había temor alguno en ella. Llevo la tijera al centro de su pecho y corto el sujetador disfrutando de como los pechos se separaron un poco y mostraba una armonía increíble del cuerpo de ella en esa mesa solo para él, con su ropa destrozada. Bajo su boca y exhalo recorriendo desde el cuello hasta los pechos, desde ellos por el abdomen al ombligo, bajando mas aun al pubis.
Un gemido bajo casi ronroneante salió de los labios de Nina _Oscar por favor_ susurro ella tratando de mantener la postura en la cual se encontraba.
Oscar sintió ese poder en su sistema, el de poder hacer con ella todo lo que deseara, esa entrega absoluta que ella mostraba como si hubiera nacido para él.
_Por favor qué Nina_ arremetió con una pregunta mientras seguía respirando en su cuerpo, estimulándole cada vez mas
_Necesito que me toques, dejar de tener esta espera tan grande que estas despertando en mi_ la punta de la lengua de Oscar salió y ensalivo el contorno del sexo de Nina haciendo que esta se sumergiera en la mesa, contorneando la cadera haciendo mas atrás su sexo
La suplica se hizo mas grande.
(continuar parte 6)
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