Una lección importante es que aquellas personas que quieren estar y formar parte de tu vida están y harán porque así sea en cada momento y quienes no, sin importar lo mucho que te gustaría o que lo necesitases, no estarán.
Desear mucho las cosas cuando el resultado depende de otras voluntades, que no están por la labor, simplemente no funciona, no será.
Cada quien puede intentar gobernar su propio destino, pero no pensar que razonar con la tormenta hará que esta cambie su rumbo e impedirá que le arrastre al abismo.
Se debe aprender de las enseñanzas que se forjan con lágrimas para no tropezar constantemente con esa piedra que impide avanzar, se puede contemplar con esperanza la puesta de sol aguardando un día mejor si el astro rey en la mañana nos descubre caminando una ruta distinta a través de un territorio inexplorado; hacer las cosas de otro modo, probar algo distinto.
Así, cuando parezca que no hay horizonte o que este es muy lejano, cuando las ilusiones nos parezcan extrañas y las propias metas una utopía, podemos esperar neciamente a que sople el viento las lacias velas, sacar los remos con la tripulación adecuada e impulsarnos o saltar por la borda y tratar de llegar a nado por nosotros mismos.
Comentarios
COMENTAR









¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales