Dos hombres tomando el café de los deseos (2)
Por onemacaj
Enviado el 15/12/2025, clasificado en Adultos / eróticos
205 visitas
En la primera parte de este relato, me había encontrado con un hombre muy gustador en un centro comercial y, como él me había visto lo mío cuando entré al baño, le pedí me mostrara lo suyo y me invitó a su apartamento.
En su pequeño apartamentito tenía un mobiliario hermoso y una decoración erótica extraordinaria que por sí sola producía una sensación interior excitante. ¿Dónde conseguiste todas esas imágenes?; la mayor parte son de mí mismo, algunas son compradas; ¿y no tienes empacho en hacerte tomar esas fotos y en llevarlas a laboratorios y talleres?; yo me hago las fotos y las proceso en un pequeño laboratorio que tengo aquí y cuando las llevo a impresión artística no tengo que decirles quién es el modelo, pero dejemos de hablar paja y ¡a lo que vinimos! Interpreté muy bien la orden y obedecí: comencé a retirarle su cinturón y le abrí la bragueta para bajarle el pantalón; entonces me quitó la mano con suavidad, sonrojado, es la primera vez con un amigo, dame un ratito. Para inducirlo me quité la camisa mientras veía en la pared del frente la atractiva imagen de un ano redondo y duro enmarcado en pomposas nalgas y quedaron a la vista mis abultadas tetillas, a él se le disparó entonces un gran afán se bajó el pantalón y mis ojos tuvieron ante sí una tanga de un rosado fosforescente que aprisionaba un bulto muy grande antes oculto en el holgado pantalón. Le hice saber mi admiración por medio de un inconfundible gesto facial y me señaló que me bajara el mío. Tú me lo quitas; nada demoró en bajarme el cierre y meter la mano. Eso me la puso inmensa y con una risita me la acarició. Me acabé de bajar el jean con mis manos le pedí mostrarme por fin esa verga. ¡Qué obra de arte!, con arrobadora emoción, que perfecta esa punta, rosadita y con un forro muy bien elaborado que termina como en una trompita y es genial la forma ahusada de todo el miembro, cubierto de suaves y largos vellos dispersos y rematado abajo por un saco que porta orgulloso dos huevos grandes y alargados. Mientras me detuve a observar todo eso la erección refutó toda la tesis, ahora era un inmenso garrote vertical muy colorado y me he encargado de retraerle ese tierno forro, ahora sobresalía una punta gruesa y hendida aceitosa y amenazante y su dueño me bajaba ansioso mi pantalón me quitaba mi bóxer rojo ceñido y me agarraba la vara ya crecida y la hacía agigantar hasta ponerla igual a la suya y me invitaba a sentarme en el sofá para que les demos gusto a nuestras manos que quieren agitar con furia, la tuya lo mío y la mía lo tuyo. Fue un rato de intenso disfrute sintiendo hasta el fondo la conmoción que el otro nos producía y besándonos en las bocas con rabia, con fruición, con mordiscos, con placer pecaminoso hasta que esos pirulos derramaron todo lo que tenían guardado y estallamos en risa placentera.
Comentarios
COMENTAR









¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales