FIRMAMENTO DE MANTO VERDE

  


   Es otro firmamento de manto verde oscuro, entre el cual destella un sol eterno. Sorprendentemente cuajado de punteadas estrellas, que fueron el tapiz de un ayer tan cercano en la vida de los recuerdos.

Allí fue, donde vivimos secretamente, en ese grácil baile de horas y amaneceres, en que nos deseamos sin palabras intermedias, pues nuestro silencio es como la candela, que brilla en la oscuridad de la noche y se comunica directamente con los sentidos y nos invade una luz intensa; una nebulosa brillante que no precisa de la voz para expresarse: se expresa con cada partícula de vida que compartimos y nos conduce a nuevos sueños. ¿Podremos, pues, negar que vibran nuestros cuerpos y nos satisfacemos sin reparo en una distancia que no tienen nuestras almas?