EL CONSTRUCTOR

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Había una vez un hombre llamado Amis, cuyo oficio era el de la construcción. Su especialidad eran las casas, pero no por sí mismo podría construirlas, sino que necesitaba de mucha gente. A esta gente él les llamaba “tades”.

Necesitaba a estos “tades” que le proporcionaban los materiales, y esos mismos junto a él, las creaban. Cada casa la montaba con ayuda de uno de estos “tades”.

Con todo esto, Amis consiguió fundar una gran ciudad con muchas casas, pero no todas eran iguales.

Poseía casas cuyos cimientos eran muy sólidos, sus vigas eran extremadamente duras y fuertes, y las paredes y el tejado eran tan resistentes que ni un gran huracán podría derribarlas. Todo esto gracias a que sus “tades” le habían proporcionado buenos materiales y habían trabajado mano a mano junto a Amis.

De estas casas Amis tenía muy poquitas en su ciudad, apenas dos o tres, ya que eran muy costosas de construir, y además le había llevado años y años edificarlas. Pero tenían una gran ventaja, y es que en estas casas Amis se sentía muy protegido y seguro de que aunque, de vez en cuando hubiera alguna tormenta o una ventolera de aire, sus cimientos eran tan seguros que no notarían apenas las consecuencias de estos fenómenos. Sin embargo de estos hogares, como Amis los llamaba, era casi imposible llegar a construir muchas mas a lo largo de su vida.

 

Por otra parte, en su ciudad también había erigido otras casas con unos materiales de menor calidad que las anteriores, pero con unos cimientos moderadamente sólidos. Y es que los “tades” de estas casas, le habían proporcionado materiales más baratos y menos buenos, y a la hora de construirlos, se construyeron en menos tiempo y con algunos malentendidos entre Amis y los “tades” encargados de estas casas.

Por esa razón, Amis se sentía muy a gusto en estas casas, pero con miedo de que con un fuerte viento, las vigas, los cimientos y toda la estructura de la casa, fuese dañada o incluso derribada. Aunque él ya sabía que se podían dañar o derrumbar, si esto pasaba Amis intentaba volver a arreglarlas o erigirlas con ayuda de los “tades”. De este tipo, Amis poseía en su ciudad bastantes, y en un largo tiempo lograba construir mas de estas viviendas.

Podía pasar que algunas de estas viviendas, llegasen a ser de las llamadas por Amis hogares, pero esto solamente dependía de los “tades”, si ponían su esfuerzo y dedicación además de proporcionar los mejores materiales a su alcance.

 

Y como último tipo de casas estaban aquellas cuyos cimientos eran tan finos como el papel de fumar, su estructura y sus paredes endebles, y el tejado sin terminar. Amis no confiaba mucho en estas casas, y es que se cimentaban en un momento, y con estos “tades” no había la misma relación que con los anteriores.

En su ciudad tenia muchas de estas casas, pero nunca Amis había entrado en ellas, simplemente se paseaba por sus alrededores y las contemplaba. No le disgustaban, pero no eran especiales para él.

Podía ocurrir que unas de estas casas llegaran a ser viviendas con cimientos moderadamente sólidos, e incluso hogares, pero como en el anterior caso, dependía de los “tades”, ya que era una labor que necesitaba de todo lo bueno, mucho tiempo y dedicación.

 

Al final, Amis consiguió tener una gran ciudad, pero algunas veces sus casas eran destruidas o debilitadas, y cada vez que pasaba esto, él sufría e intentaba erigir o reparar de nuevo estas casas, a veces con mas ayuda y otras con menos, incluso alguna de estas casas no se volvían a construir, por culpa de los “tades”, que no tenían el mínimo interés en que esa casa volviera a “la vida”, y otras porque Amis había perdido la ilusión hacia esas casas y se había dado cuenta de que era inútil poner esfuerzo en algo en el que él sabía que tarde o temprano volvería a caerse.  

Pero no todas se derrumbaban, sino que tenía algunas que le duraban toda la vida y de las cuales se sentía orgulloso, adoraba pasar muchos ratos buenos y malos dentro de ellas.

 

Pero no sólo Amis tiene el título oficial de constructor de casas, sino que todos nosotros somos capaces e incluso me atrevería a decir, que necesitamos de estas casas, porque estas casas son especiales para nosotros, y a que a lo largo de nuestra vida, cada uno de nosotros construimos NUESTRA CIUDAD.


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