Me cambió la vida (parte XV)

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Noté cómo forcejeaba hasta que logró sacarlo. Emergió glorioso, duro, grueso, húmedo, caliente. Mercedes lo recorría en todo su largor suavemente con los dedos, como con temor.
"- Tocalo bien, es todo tuyo. No tengas miedo. No se va a romper. Apretalo, que quiero sentir tus manos".
Puse mis manos sobre sus hombros e hice presión hacia abajo. Ella comprendió lo que quería y se arrodilló frente a mí, quedando con su trofeo frente a sus ojos.
Lo miró un largo instante. Como si lo estuviera estudiando.
"- Te gusta, mi amor?. Ya lo conocías, pero ahora es para vos. Te voy a enseñar todo lo que podes hacer con él".
"- Es muy lindo, tío. Y ahora es mucho más lindo que antes. No me refiero a esta mañana, porque estaba dormido cuando lo vi. Quisiera aprender todo, para hacerlo mejor que Olga, así no la vas a necesitar más a ella. Me vas a tener a mí para hacer todo lo que quieras".
"- Ya me olvidé de Olga. Desde hoy vos serás mi sobrina, mi amante, mi mujer. No habrá para mí otra en el mundo. Te lo juro".
Sin darnos cuenta, estábamos haciendo un pacto de fidelidad sin pensar en las posibles consecuencias.
Mercedes me miraba desde abajo y desde mi posición veía a mi garrote cubriéndole la nariz y la boca, con la roja ciruela entre las cejas, con un ojo a cada lado. Fue una imagen casi cómica. Pensé en repetirla algún día y fotografiarla.
Mis alegres pensamientos se evaporaron cuando sentí sus manos apretar el tronco, llevándolas hacia abajo y hacia arriba, cubriendo y descubriendo el glande. Los ojos le brillaban llenos de lujuria. Ella también había vuelto a la realidad.
En medio de su inexperiencia, parecía dejarse llevar por el instinto, ya que me estaba masturbando como si supiera.
Se llevó la roja cabezota a los labios y la besó. Se lamió los labios. Se había encontrado con el líquido preseminal y lo estaba degustando.
Tomé una de sus manos y la llevé hasta los testículos.

"-Tocalos también, que eso me gusta."
Sentí cómo los huevos se endurecían mientras la piel se arrugaba. Me terminé de sacar el pantalón y los calzoncillos para que ella pudiera maniobrar más libremente y le pedí que pasara el glande por sus mejillas y por su pelo. Esas eran cosas que me ponían a mil. Además era una forma de hacer que Mercedes se fuese acostumbrando a todas mis partes. Quería que convirtiera a mi verga en una parte más de su cuerpo.
"- Mójala bien con saliva". Y ella pasaba su lengua por la cabeza, descendiendo por el tronco hasta llegar hasta los huevos. "- Ahora, metete la cabeza en la boca y dale unos mordiscos suaves". "- pasa la lengua por el ojito que tiene en la punta". Era el maestro y ella mi mejor alumna. Todo lo que le indicaba lo hacía a la perfección. Por momentos, alzaba la mirada buscando en mis gestos signos de placer. Yo no necesitaba fingir, porque estaba excitadísimo.
La tomé por la nuca y empujé su cabeza haciendo entrar casi todo mi hierro en su boca. Le produjo una arcada. Se la saqué y volví a meter, como si la estuviera cogiendo por la boca. Luego, sin necesidad de mi ayuda, la fue metiendo y sacando ella misma :Cada vez le llegaba más adentro. La guié con mis manos para que moviera su cabeza arriba, abajo y a los costados, una vez que tenía el pene bien adentro de su boca, apretándolo con la lengua contra el paladar. Esos movimientos me producen un placer infinito. Cuando noté la inminente acabada, le dije: "- Agarrala fuerte con la mano y chupá, por favor, que estoy por acabar". Ella empezó a succionar, mientras yo de nuevo, tomándola por la nuca, reinicié el mete y saca cada vez con mayor velocidad, mientras notaba cómo mis testículos trataban de deshacerse de su contenido.
Sentía el torrente de tanto semen acumulado correr hacia su puerta de salida.
"- Ahí sale, mi vida. Toma tu leche, tragátela toda",- y, sin poder evitarlo enterré toda mi verga de un empujón en su garganta, mientras sentía como si una granada hubiera explotado dentro de su boca. Con el primer chorro de semen se atragantó y le provocó una arcada. Retiré prontamente mi falo de su boca, mientras ella tragaba el espeso líquido que había recibido. El segundo chorro dio de lleno en su mejilla, salpicando la comisura de los labios. Como en ningún momento su mano había soltado mi pija, la dirigió resuelta nuevamente a su boca y recibió en su interior el resto de leche que seguía fluyendo sin parar y la tragaba golosamente, mientras yo sentía el temblor de mis muslos y las contracciones de mi cuerpo y me embargaba una deliciosa sensación de agotamiento.
"- Mmmmmm! - dijo soltando mi pene, que se bamboleó en el aire, pasando su lengua por los labios para limpiar todo lo que de aquel elixir de placer quedaba en ellos. "- Me gustó... sí, me gustó".
"- Estuviste fantástica" - le dije y, tomándola por debajo de los brazos, la puse de pie, abrazándola fuertemente, y la besé en la boca, apasionadamente.
Ella se desprendió de mí y me dijo "- Ahora quiero que me hagas tuya. Quiero que me hagas feliz como lo hiciste anoche con Olga. Y quiero hacerte feliz yo a vos. Quiero darte mi virginidad".
Haciendo un esfuerzo sobrehumano, tapé su boca con mi mano, para acallar sus ruegos.
"- No debemos apurarnos. Cada cosa merece el momento preciso. Ya hemos gozado con lo que hemos hecho. Y, por hoy, debe ser suficiente. Debemos disfrutarlo ahora como lo que ha sido, algo hermoso que nos ha llenado de placer. Un placer que no debe ser tapado por otras sensaciones. Y, cuando nuestros cuerpos y nuestros espíritus ya hayan asimilado la magnitud de ese placer, daremos el paso siguiente para disfrutar de otro nuevo.

CONTINUARÁ........

Si alguna niña desea ser adoptada por mí como mi sobrina, escríbame a fjjcogh@yahoo.com.ar


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