Los fantasmas del nazismo

Andrea López Zanón.-Ayer estuve viendo un documental sobre los fantasmas de la II Guerra Mundial. Aquellas personas que descienden que la élite nazi y de los verdugos de la humanidad. Aquellas personas que sienten en sus genes el sabor del asesinato, la psicopatía y el orgullo por la más absoluta vanidad. Personas que detestan su pasado y odian a las personas que las trajeron al mundo.

Es muy impactante escuchar los testimonios de los descendientes de nazis. Puedes sentir en sus palabras el sabor de la repugnancia, del dolor, de la incomprensión hacia todo lo que personas allegadas a ellos, padres, madres, abuelos y abuelas fueron capaces de hacer.

¿Cómo te sentirías tú si tu abuelo hubiera sido el sargento encargado del campo de exterminio de Auschwitz? ¿Qué pensarías si tu padre hubiera sido la mano derecha de Hitller y el autor de una auténtica matanza de personas indefensas e inocentes? ¿Cómo verías tu vida si tu familia hubiese defendido y apoyado el gran holocausto nazi?

Resulta muy complicado poder imaginarlo. En este documental de National Geographic aparecen mujeres que se han negado a tener hijos por si aquel gen monstruoso de sus antepasados, aquel que motivó de una forma u otra la gran catástrofe de la II Guerra Mundial, terminara encarnándose en las entrañas de sus descendientes.

Aparecen hombres cuyos padres fueron importantes sargentos del ejército alemán, del ejército de asesinos, del ejército del infierno, y ni siquiera recuerdan haber escuchado de la boca de sus propios primogénitos una sola palabra de arrepentimiento.

Estas personas han vivido con el miedo latente en el cuerpo y con la culpabilidad instalada en cada recoveco de sus vidas.

Además cuentan que dentro de sus propias familias nunca llegó a explicarse qué era lo que había sucedido en la Alemania de los años cuarenta. Ni mucho menos la implicación de sus antepasados. El silencio ha sido la única respuesta para estas personas que no lograban comprender por qué se abría una situación de tensión cada vez que se echaba un vistazo al pasado.

Pero por una razón u otra la vida les mostró la cruel realidad. Una realidad que les persigue diariamente.

Yo no tengo ningún antepasado fascista (al menos que yo sepa), ni mis abuelos o bisabuelos fueron los autores de asesinatos en masa o los inventores de nuevas torturas para la “escoria”, pero puedo asegurar que al ver este documental, al sentir esas voces, esos testimonios angustiados por algo que marcó un antes y un después en la vida de la humanidad, tengo mucho más presente ese capítulo de la historia.

Algunos pueden pensar que algo que ocurrió hace casi 70 años ya no tiene influencia ninguna sobre la sociedad actual. Pero lo cierto es que esa guerra, esa fecha, esa época tendría que estar presente en nuestras vidas como el peor desastre de todos.

Ni un tornado, ni un tsunami, ni un volcán en erupción, ni un gran agujero en la capa de ozono. No.

La gran catástrofe es la auténtica matanza de personas INOCENTES por conseguir el poder sobre un mundo que ahora se encuentra a la deriva.

¿Para qué?

Para nada.

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