Las apariencias engañan (2ª parte)

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Esa misma tarde Javier y su grupo tenían ensayo, como cada miércoles se reunían todos y después de contarse sus batallitas ensayaban un par de horas. Esa tarde, Javier tenía un especial interés por hablar con Carlos, no sabía por qué pero necesitaba saber de Lucía, hacía más de un año que no la veía y desde esa mañana no dejaba de pensar en ella. 

 

-       Carlos, sabes a quien he visto esta mañana?

-       Al Papa?

-       Que tontaco eres, jaja. He visto a Bego, pasé por su instituto.

-       Ostia, y como está? Hace mucho tiempo que no la veo.

-       Pues está genial, igual de loca que siempre, tal vez venga el sábado.

-       Ojalá!! eso sería la caña. Sabes, mi hermana estudia en el mismo instituto.

-       Ah, si? No tenía ni idea.

-       Pues sí, la gordi, nos ha salido artista.

-       No la llames así anda, no crees que ya eres mayorcito?

-       Perdone usted, es una forma de hablar.

-       Ya, ya, una forma de hablar…Cuantos años tiene tu hermana ya?

-       18 recién cumplidos.

-       Ya es toda una mujer.

-       Si lo es y encima lista, buena, como dice mi madre, se ha llevado lo mejores genes. Un lechado de virtudes.

-       Te noto celosillo…?

-       Que va, solo es que cansa escuchar lo lista que es todo el día.

-       Y ya tiene novio?

-       No, no sale apenas de casa, está muy centrada en sus estudios y bueno, tampoco es que sea una tía buena, eso tendrá algo que ver jejeje

-       Como te pasas, no? Pues no la recuerdo fea. 

-       Oye! Y ese repentino interés por mi hermana? 

-       No es interés, ni nada por el estilo, solo es que hace mucho que no la veo... y tú has hablado de ella, no me líes anda.

-       Bueno, ensayamos o qué?

 

Pasan el resto de tarde ensayando, entre risas y bromas, sin acordarse de nada más.

 

 

Mientras tanto Lucía está en casa, su corazón sigue a mil, no puede dejar de pensar en lo que ha viso. Javier, otra vez, riéndose de ella, otra vez… porque me odia tanto, porque siempre me hace sentir así?

-Porque le tengo que querer? Porque tengo que sentir esto?

Está desesperada, se mueve en su habitación como un gato enjaulado, le falta el aire, la ansiedad le consume.

Corre a la nevera y coge lo primero que encuentra, come hasta no poder mas, después humillada y avergonzada va al baño y metiéndose los dedos lo vomita todo, se siente tan mal que no es capaz ni de mirarse, se avergüenza de ser como es, no se siente merecedora de vivir, cae al suelo apoyada en la pared llorando desconsoladamente, no puede mas, no quiere mas.

 Al poco tiempo de estar ahí, oye la puerta de la calle, es su madre. Como un autómata, se levanta del suelo, se lava la cara, se arregla el pelo y fuerza una sonrisa, sale y saluda a su madre, por supuesto su madre no nota nada.


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