Mi caliente primera vez

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A mis 17 años ya me había tocado muchas veces bajo las sábanas hasta dejarlas mojadas, pero ya no me bastaba, necesitaba algo más y no paraba de imaginar una polla dura que me abriera y acabara con mi virginidad. Había oído que dolía, a unas más que a otras, algunas con mucha sangre, otras con poca y otras sin sangrar y yo sentía curiosidad por saber cuál de ellas era yo.

 Un día conocí a un chico, muy guapo por lo demás, a través de mis amigas al que le gusté desde el principio y él a mí; hablamos un tiempo, salíamos de fiesta juntos y siempre nos besábamos y el me acababa cogiendo fuertemente de la cintura, aprisionándome contra él, haciéndome sentir en el vientre cómo se le ponía dura y a mí me encantaba saber que yo provocaba eso en él.

Un día decidí dar el paso con él por lo que me llevó a su casa aprovechando que sus padres no estaban, me puse ropa interior a juego, una camiseta y una minifalda, sabía que lo provocaba aunque no por saberlo dejaba de ponerme roja siempre que me besaba o miraba. Estando en su habitación comenzó tratándome con dulzura, besándome lentamente, como si intentara no hacer nada que me hiciera cambiar de opinión. Yo respondía a sus besos pegándome a él y tocando su pelo corto y bajando por su espalda hasta su cintura. Se quitó la camiseta y de inmediato procedió a quitarme la mía mientras me besaba el cuello y la oreja, yo por mi parte ya estaba húmeda, lo podía notar, ese calor que bajaba como electricidad a mi entrepierna.

Me tumbó en la cama y bajo por mi pecho hasta la falda que quitó, yo seguía un poco nerviosa, no sabía qué hacer así que opté por dejar que él tomara el control. Cuando me quito la falta se tumbó encima de mí para besarme y de paso poner su pene encima de mi vagina, presionando poco a poco hasta que su dureza fue notoria. Me quitó el sujetador y en el instante en el que su boca tocó mis pechos solté un suspiro y dejé de ser yo, me dejé llevar y me elevé hasta las nubes. El no paró hasta que mis pezones estaban completamente duros y entonces bajó hasta deshacerse de mis bragas y abrir mis piernas para besar mis muslos, mi vientre… y mi vagina. Era la primera vez que alguien tocaba ahí, y también la primera vez que alguien me hacía sexo oral y aunque no me gustó demasiado lo dejé hacer hasta que me preguntó si quería probar yo.

Se tumbó en la cama, se quitó los pantalones y los calzoncillos mientras yo lo miraba, no sabía que hacer exactamente, él me dijo que solo chupara y en cuanto me la metí a la boca su reacción fue instantánea, su pene se ponía más duro aún si era posible y me dejaba hacer, sin quejas, solo gemidos por su parte hasta que me dejé llevar por la imaginación; la saqué de mi boca y empecé a darle lametazos, la recorría de arriba abajo para volver a metérmela chupando cada vez más rápido. Me pidió que parara y me hizo subir hasta él hasta que nuestros sexos quedaron pegados el uno del otro sin penetración. Me besó, me cogió de las caderas e hizo que me moviera adelante y atrás de modo que su polla erecta recorría mi vagina, se mojaba por mi excitación, yo gemía al notar la sensación de placer en el clítoris y pronto dejó de moverme, yo ya me movía sola y fuerte hasta que mi cuerpo se puso rígido y mi vagina se contrajo: había tenido mi primer orgasmo con un hombre.

Esto lo puso a mil y me tumbó en la cama para penetrarme, jugó con sus dedos dentro de mí para dilatarme y yo se lo ponía fácil al estar tan mojada; cuando creyó que era el momento se puso encima de mí e intentó metérmela pero yo estaba tan cerrada que era imposible por lo que optó por ponerme encima de él y que yo me la clavara. Poco a poco… poco a poco pero no entraba así que en lo que parecía su desesperación por penetrarme me cogió de las caderas para empujar mi vagina contra su pene y dio resultado porque un grito de dolor salió de mi garganta, dolía tanto que en cuanto estuvo dentro de mi le pedí que parara un segundo, segundo que él aprovechó para tocar mis tetas y besarme.

En cuanto me vi preparada comencé a moverme muy lentamente encima de él, y él dejaba que yo fuera a mi ritmo al menos al principio porque ya llevaba mucho conteniéndose y acabó inclinándome hacia delante y cogiéndome del culo comenzó a penetrarme mientras yo gemía con una mezcla de dolor y placer. Así estuvo un rato, su pene entraba y salía de mí y no sé cuánto tiempo habremos estado así hasta que me puso a cuatro patas y comenzó a follarme fuerte, ahora mis gemidos y mis gritos eran solo de placer, me encantaba sentir como esa polla me penetraba, entraba y salía de mi coño húmedo hasta que no aguantó más y sus embestidas pasaron a ser dura y secas y se corrió dentro de mí.

Cuando ya nos habíamos vuelto a vestir fuimos a un bar a tomar algo, y pude notar como se excitaba al ver como chupaba mi cucharilla del café.            


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