Las apariencias engañan (6ª Parte)

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Pasaron dos meses desde el incidente del desmayo y todos habían seguido con sus vidas, por un lado Javier había intentado sacarse de la cabeza a Lucía, no quería reconocer lo que sentía por ella, sus propios prejuicios no le dejaban enamorarse de una persona así, el siempre había salido con chicas espectaculares, de las que sus amigos habían sentido envidia y no podía, no podría asumir las burlas de sus compañeros, a pesar de esos pensamientos, su corazón se empeñaba en llevarle la contraria y muchas veces sin darse cuanta se encontraba frente a la casa de Lucía observando la ventana de su habitación esperando a ver aunque fuera una sombra, en esos dos meses nunca la vio, tampoco preguntó por ella, aunque se moría de ganas y evitó ver a solas a su amiga Begoña ya que sabía que ella se empeñaría en hablar de ese asunto y el no quería enfrentarse a el. Realmente pensaba que se olvidaría tarde o temprano de ella.

 

Por otra parte Lucía después del desmayo tomó la decisión férrea de que ella iba a convertirse en lo que siempre había deseado, no quería volver a sentirse como se sintió, no quería odiarse a si misma, no quería sentir el rechazo. Pero su desequilibrado estado de ánimo hizo que todo ese empeño se convirtiera en una obsesión, empezó a adelgazar de forma vertiginosa, en apenas dos meses estaba irreconocible, realmente se había convertido en el prototipo de mujer “perfecta” a los ojos de los hombres, su altura y sus curvas le hacían ser muy deseable y así lo veía ella, cada vez que uno se le acercaba y la piropeaba era como el aliciente perfecto para seguir con ese reto que se había impuesto. En casa de Lucía todos estaban fascinados con el cambio físico que había hecho y la animaban a que siguiera, sin darse cuenta de que había días que apenas comía y que la pérdida de peso estaba siendo excesivamente rápida.

 

Estaban en pleno verano y las verbenas estaban en auge, Javier y su grupo estaban tocando bastante en las fiestas patronales ya que se habían especializado en versionar a grupos de rock muy famosos, mientras preparaban sus propias canciones, así sacaban un poco de dinero extra para poder pagar su maqueta. Llegaba la fiesta grande de su ciudad y les habían llamado para tocar de teloneros de un grupo muy importante nacional, estaban que no se lo creían, les hacía más ilusión conocer a los integrantes del otro grupo que tocar. Todos invitaron a sus familiares y amigos a ir, era una ocasión importante.

 

Llegó el día del concierto, Javier se despertó con la duda de si vería a Lucía esa noche, había oído de pasada a Carlos comentar que vendría toda su familia, pero no quiso preguntar, así que no estaba seguro. Sentía una especie de ansiedad, tenía ganas de verla por un lado y por el otro deseaba no verla nunca más y conseguir olvidarla.

Lucía llevaba nerviosa varios días, ella si sabía que esa noche vería a Javier y se había propuesto a pesar de lo que sentía, no sufrir mas. Quería mostrarle lo guapa que estaba, que viera que ella también podía ser atractiva y sobre todo quería que viera que muchos otros hombres si la deseaban, así que con esa intención se dispuso a arreglarse.

 

Empezó el concierto, todos estaban nerviosos, nunca habían tocado delante de tantísima gente y era una gran responsabilidad. Los nervios les duraron poco tiempo, el tiempo que tardaron en darse cuenta de que su música estaba gustando y que la enorme masa de gente les coreaba las canciones, saltando y bailando.

Mientras, entre el público, estaban sus amigos y familiares disfrutando y alucinando de lo bien que tocaban, deseaban que terminaran de tocar para poder darles la enhorabuena.

Lucía observaba sin bailar ni corear, su timidez seguía intacta, intentaba disimuladamente ver a Javier a través de los platillos de su batería, mientras el corazón le iba a mil por hora, sus sentimientos hacia el seguían intactos pero tenía muy claro que no era para ella, se tendría que conformar con quererle en la distancia mientras el disfrutaba de la vida.

El concierto terminó y todos se dirigieron fuera del recinto para poder ver a los artistas, y felicitarles, Lucía no podía de los nervios, hacía dos mese que no veía a Javier y temía su propia reacción, temía ver algún signo de burla o a algún comentario de los amigo de su hermano como siempre había pasado.

En nada empezó a aparecer mas gente, entre ellos Begoña que también había ido al concierto, enseguida se acercó a Lucía alucinada por su cambio de aspecto.

-       Hola!! Lucía!! Pero, ¿que te ha pasado? – le dice Begoña realmente alucinada. 

-       Begoña!!! ¿Que tal estás?, no me ha pasado nada, solo que me he puesto en serio con mi dieta. – contesta Lucía contenta de verla.

-       Madre mía del amor hermoso! ¿Y eso solo en dos meses?, es una burrada, ya me dirás como lo haces, que a mi se me ha puesto un culo que parece brasil. Dice Begoña riéndose.

-       Dieta, ejercicio y poco más. -Intenta disimular Lucía, ella mejor que nadie sabe que esos resultados no se consiguen tan fácilmente.

Mientras ellas charlan animadamente los músicos empiezan a salir, ven el grupo de familiares y amigos desde cierta distancia.

-       ¿Quien es la chica que está hablando con Begoña? – dice con énfasis David, el bajista del grupo. 

-       ¿Quién?- Pregunta Javier girándose para ver a quien se refería.

-       La pelirroja, la del vestidito negro y piernas de infarto,¿ pero es que no la ves?

-       no sé quien es- contesta Javier- pero realmente está de escándalo – continuó.

-       Os llevo ventaja chicos -contesta Carlos que estaba escuchándoles, con cara de guasa.

-       ¿Quien es pedazo de gañan? – pregunta David con real interés.

-       Mi hermana – Soltó Carlos sin mas.

-       ¿Qué? Alcanzó a decir Javier quedándose petrificado observando a las dos chicas.

-       ¿No me jodas que ese pedazo de jaca es tu hermana?, ¿y donde ha estado escondida todo este tiempo? – dijo David entusiasmado.

-        En casa, estudiando, pero bueno… creo que eso va a cambiar pronto, empieza a tener muchos admiradores – contesta Carlos guiñándole un ojo.

-       No me extraña- dice David- A partir de ahora me declaro uno más de esos admiradores y si no te importa… voy a presentarme.

-       Como quieras, ella ya es mayorcita para saber que hace. - Le contesta Carlos.

 

Mientras, Javier seguía observando a Lucía desde la distancia, no podía creer lo que veía, estaba preciosa, su figura se insinuaba en aquel vestido de tirante, se le veía un escote en el que le hubiera encantado perderse. Javier realmente nunca pensó que Lucía podría ser así y sobre todo nunca pensó que otros hombres pudieran desearla de la forma que sabía que lo harían a partir de ese momento. Las palabras de David le retumbaban en la cabeza y desde ese momento no pudo dejar de pensar en Lucía con otro hombre.


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