La primera vez... (II)

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Esa noche echamos un buen polvo.

-       ¿Y Mercedes?

-       ¡Sssshhhh! – es de nuevo su respuesta y sigue mamándomela como una loca

Mi polla, que estaba a reventar, ha bajado un poco su erección dada la situación, pero pienso si me la ha traído será para que me la folle… aunque pensando en cómo se están desarrollando los hechos, igual es para que me folle ella a mí, me reviente o me sacie para no pensar más en ella, me da igual, vuelvo a su vulva y le meto con más fuerza la lengua, a lo que ella responde apretándose más a mí.

Noto que se levanta y vuelve a apoyar sus manos en mis caderas, ahora noto sus uñas largas, mucho más largas que las de Mercedes, y no doy crédito a mi torpeza anterior, pero ¿cómo pensar otra cosa con lo recatada que es?, es mejor que lo de pensar lo deje para “después”, sigo a lo mío, que me parece que quiere correrse antes que yo, pues me ha dejado la polla toda tiesa y mojada y no me hace nada.

Noto en el colchón un apoyo que no puede ser de Lali y antes de poder reaccionar, mi polla está dentro de ¡OTRO coño! Y sí, ahora sí, ésta en Mercedes, su útero tiene el cuello estrecho y es tremendamente largo y no llego hasta el final, así que pienso que estaba allí mientras ha pasado todo lo anterior… ¡No pienses carajo! ¡Folla lo que puedas y déjate follar hasta reventar!

Ahora las dos me cabalgan, Lali casi con desesperación y Mercedes está incrementando el ritmo de una manera no usual en ella, ambas con las manos apoyadas en mi cuerpo, así que mis manos tratan de acariciar lo poco a lo que llego, el clítoris de Mercedes.

Noto que Lali se inclina un poco hacia delante y sus manos dejan de apoyarse en mi pecho, o sea que las tiene en Mercedes, a ver qué pasa… y pasa lo que pasa, que mi mujer deja de apoyarse en mí y… ¡se están magreando y por los sonidos besándose! No salgo de mi estupor, Lali se corre entre jadeos e insultos, dejando escapar más de sus fluidos y ahora se dedica por entero a mi mujer, apretándose hacia ella me quita los dedos del clítoris para trabajar ella allí, siguen besándose y pegando un tirón de las cuerdas y consigo llegar a tocar las cuatro tetas, ¡que delicia!

-       ¡Sois unas zorras!, en cuanto me soltéis vais a saber lo que es follar.

Mercedes se corre y grita como nunca lo había hecho, y lo de nunca es literal, ella lo más que hace es un suave gemido gutural y no sé si me gusta más el grito o ese gemido… Mercedes me cabalga un ratito más y se levanta.

-       Ya podíais quitarme el antifaz y las ataduras ¿no?

-       El antifaz vale, pero las cuerdas ni hablar, yo no me voy de aquí sin que te corras – contesta Lali que ya me ha quitado el antifaz.

-       Vale, pero también me puedo correr  estando suelto.

-       Sí, pero yo no quiero y soy la que pone las normas.

A todo esto veo a Mercedes agotada, no sé por qué, pues a fin de cuentas sólo me ha cabalgado un ratito, supongo que es por la intensidad del orgasmo.

-       Bueno, y ahora que, ¿me vas a cabalgar o qué? Porque de ésta guisa poco puedo hacer.

-       No cielo, voy a terminar lo que empecé antes, te voy a hacer una mamada que jamás olvidarás y te vas a vaciar, entero, en mi boca.

Así que comienza de nuevo el espectáculo, sólo que ésta vez la veo como me lame, como succiona, como muerde… y ella me mira a mí, directamente a los ojos.

-       ¡Joder Lali! No sé dónde aprendiste y que opinará Luis (Luis es el hermano de Mercedes)

No puedo terminar la frase, Mercedes me tapa la boca a besos, mordiéndome el labio inferior, metiendo su lengua hasta la campanilla y entrelazándose con la mía, su mano baja hasta mis huevos y los masajea, al tiempo  que noto cómo un dedo se abre camino en mi ano.

Me alegro de que no responda, mi polla ya no puede aguantar más, así que me abandono y dejo que su boca se llene de semen, Mercedes deja de besarme y veo que Lali le coge la cara y la obliga a lamerme y limpiarme la polla, ¡coño, lo hace bien, ojalá me lo hiciera más a menudo!

Se tumban las dos a mi lado y les suplico que me desaten, así puedo acariciarlas y lo hacen. Siempre he sido un sobón tras un polvo, no me duermo, me cuesta recuperar la normalidad para poder dormir, lo cual suele ser una ventaja, pues es lo que suelen demandar las mujeres, así que no pierdo la ocasión de volver a tocar dos pares de tetas, dos coños y besar, alternativamente, dos bocas; pero ésta vez es distinto, mi cuñada tiene planes y yo estoy incluido en ellos.

-       Sigue acariciándome, en un ratito estoy contigo – me ronrronea mientras su mano no deja de trajinar con mi polla que ahora está saliendo ya de su posición de reposo.

-       ¿Vamos a seguir? – pregunto.

-       Cielo, lo hecho ha estado bien, pero yo necesito un polvo, ¿me entiendes?, necesito tener ese buen rabo muy dentro de mí.

-       Bueno, después de tanto trabajo, algo tendrás que hacer para que se ponga en marcha.

-       No me subestimes, cuñado, y sobre todo no te subestimes. Mercedes: ¿nunca te ha echado dos polvos?

-       Sí, claro, dos o tres veces.

-       Coño cuñada, lo tienes a pan y agua


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