Las apariencias engañan (17ª Parte)

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Javier seguía intentando reanimar desesperadamente a Lucía, pero no veía ningún signo de recuperación, la ansiedad se le estaba acumulando en el cuerpo, lágrimas resbalaban por sus mejillas, ese no podía ser el final. Pasaron apenas minutos cuando empezó a ver, a lo lejos los reflejos de las luces de una ambulancia, el siguió haciendo lo que le decía el médico metódicamente, no podía cometer ningún fallo. Cuando llegó la ambulancia le apartaron y el se quedó observando como si fuera una película de terror todo lo que delante de el acontecía.

-       Está en parada- escuchó gritar al primer médico que le atendió, alguien salió corriendo con un aparato en la mano y se arrodillaron los dos al lado de Lucía, le bajaron el vestido dejándola en ropa interior de cintura para arriba – presenta síntomas de anorexia severa- Dijo otro, Javier no podía apartar los ojos del cuerpo de Lucía, se le marcaban todos los huesos, parecía un esqueleto, era una imagen sobrecogedora.

-       ¡Dios mío!- suspiró Javier, -¿Qué le pasa?- se preguntó totalmente desolado. Un fuerte ruido le sacó de sus pensamientos, habían dado una descarga a Lucía, vio como su frágil cuerpo se sacudía, pero ella no reaccionaba. – vamos mi vida- susurró Javier – reacciona.

 

Dieron otra desfibrilación a Lucía sacudiéndola brutalmente, Javier estaba aterrado, verla así le hizo creer que la perdía, pero al cabo de varios segundos después de la descarga Lucía reaccionó, Javier se quedó observándola llorando en silencio, aquella situación le había sobrecogido el alma y verla reaccionar fue un sueño. 

 Enseguida procedieron al traslado al hospital, la metieron en la ambulancia, Javier subió con ella, pero no pudo estar a su la do ya que dos médicos la seguían atendiendo, el observaba todos los movimientos de ellos y sentía una gratitud indescriptible hacia aquellas personas.

Llegaron al hospital, corriendo sacaron a Lucía y se la llevaron, Javier quiso acompañarlos pero no se lo permitieron.

-       Espere aquí – Le dijo uno de los médicos en tono autoritario- enseguida que sepamos como evoluciona le avisaremos.

-       Gracias Doctor- Dijo Javier emocionado.- No me las dé, si no hubiera sido por usted nosotros no hubiéramos podido hacer nada por ella.

 

El doctor, después de decir aquellas palabras, desapareció tras la puerta de urgencias dejando a un Javier totalmente perdido. Se dirigió hacia una sala de espera que le indicó una enfermera, se sentó y llamó a Carlos, necesitaba avisarles de lo que había pasado.

-       ¿Qué pasa Javi? – Contestó al teléfono Carlos de buen humor.

-       Carlos, ha pasado algo – Dijo Javier muy serio.

-       No me asustes tío.- Soltó Carlos alterado.

-       Escúchame, tienes que venir al hospital con tus padres, tu hermana se ha desmayado y la han traído aquí – Dijo Javier intentando no alarmar demasiado a su amigo, creyó que sería mejor que fueran los médicos los que explicaran lo que le había pasado.

-       ¿Cómo? ¿qué ha pasado Javi? – dijo preocupado.

-       Es largo de contar, Carlos, mejor te lo cuento en persona. – dijo en tono cansado.

-       Está bien Javi, ahora mismo vamos para allá. – y colgó el teléfono.

 

Javier se quedó sentado en la sala de espera, con la cabeza pegada a la pared y los ojos cerrados, necesitaba asimilar todo aquello. No podía dejar de pensar en lo que ese desgraciado le habría hecho a Lucía, se prometió a si mismo que ese animal pagaría muy caro aquello.

Pasarían unos veinte minutos hasta que llegó Carlos y sus padres. La madre de estos preocupada por su hija y recordando el último episodio violento que había vivido Javier con David y todas las cosas que este último había contado de Javier, se fue directamente hacia el para pedirle explicaciones.

-       ¿Qué le has hecho, Javi? – Le espetó Carmen sin miramientos.

-       Yo nada, Carmen – dijo sorprendido por el ataque.

-       Javi, ella ha salido con David, ¿qué narices haces tú aquí?- Siguió enfadada.

-       Yo no se lo voy a explicar así, estamos todos alterado, mejor esperemos a que se lo pueda contar su hija, que es lo importante ahora,¿no cree, Carmen?, pero le juro, por lo que usted quiera que yo no le he hecho nada. – Respondió a la defensiva y dolido por las insinuaciones de Carmen.

-       Está bien – Dijo mas calmada- sí, ahora lo importante es ella, pero después tu y yo hablaremos.- dijo en tono amenazante.

 

No pudieron seguir con la conversación, las puertas de la sala de espera se abrieron, un médico en bata quirúrgica entró y se dirigió directamente a Javier, era el mismo médico que había atendido a Lucía en la ambulancia.

-       Buenas tardes – dijo el médico mirando a todo el grupo- ¿Son ustedes parientes de Lucía Suárez?

-       Sí – dijeron todos al unísono.

-       Es nuestra hija – dijo carmen señalando a su marido.

-       Bien, pues su hija está fuera de peligro, ha sufrido un infarto de miocardio, pero está estable, hemos tenido que hacer una intervención de urgencia.

-       ¿cómo?- dijo Carmen alarmada- ¿un Infarto?- dijo sentándose las piernas le fallaban.

-       Sí, señora, pero de momento está fuera de peligro, va a estar de momento en la UVI. En cuanto pueda su médico les atenderá y les explicará lo que ha pasado.

Mientras, Javier estaba apartado, escuchando en silencio todo lo que decía el médico, saber que estaba fuera de peligro era la mejor noticia que le podían dar, no le importaba nada mas que eso, ella estaba viva.

El médico terminó de hablar con los padres de Lucía y se disponía a marcharse, pero antes se paró delante de Javier y girándose hacia Carlos y sus padres dijo:

-       Denle las gracias a este muchacho, si no fuera por las maniobras de resucitación que le ha practicado a Lucía ella no estaría viva – El doctor extendió la mano a Javier y le dio un fuerte apretón.


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