AMOR, Y DOLOR...

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Le dio sus mejores momentos…Sacó de su pobre sombrero las mil y una sorpresas…Se desvivía por darle vida a aquel cuerpo. Más tarde, ya su corazón latía por tan solo una de sus sonrisas…Su vida ya no era suya, era la de su amor…El simple hecho de solo pensarla le llevó a una enfermedad…Una vez enfermo, encontró lo peor. Su gran amor, aquel por el que su vida había cambiado por completo, no estaba a su lado. Nunca lo estuvo en realidad. Solo que tardó mucho tiempo en darse cuenta. Ese amor que veneraba, solo sabía de dejarse querer…Estaba muy débil, sus piernas temblaban, su cuerpo parecía el de un esqueleto andante. Su sonrisa desapareció. Sus ojos no brillaban como antes. Comía del aire, y del humo de sus cigarrillos. La gente le señalaba con el dedo diciendo “mira a ese que mal esta el pobre” Al verse en tan mal estado, un buen día decidió dejar lo pasado en el pasado. Pero aun así, le costaba mucho desprenderse del recuerdo. En su mente estaba muy presente todavía ese amor tan destructivo. Después de probar hasta lo imposible, después de largas noches y mas noches sin dormir. Después de muchos días actuando como un robot, porque su cabeza estaba totalmente ocupada por pensamientos y recuerdos; llegó el momento en que se vio a sí mismo. Y sintió pena por su ser. Ese fue el primer paso que dio sin querer. Luego agarró toda esa nostalgia, toda esa tristeza, toda esa rabia, y lo transformó en energía positiva. ¿Qué como lo hizo? pregúntenle…Es posible que llegara al punto de solo quedarse con los buenos recuerdos. Así de paso esquivaría el rencor. No lo sé. El caso es que poco a poco, día a día, se iba encontrando mas libre. Se empezaba a reconocer a sí mismo tal y como era antes. Pero aun arrastraba una enfermedad que provenía del mismo problema. Al final tuvo el coraje de desligarse de ese tormento, y salió adelante. Volvió a ser feliz. Le costó, pero lo consiguió.

Esta historia resulta muy común y esta muy vista en los tiempos que corren. Claro que habría que ponerse en la piel del que lo vive.

Hay amores que matan, y es verdad. Hay otros que dejan huella para siempre, pero esos son a los que hemos sobrevivido.

Todo el que haya amado aunque fuera una vez, tiene una herida de amor en el pecho.

Pero las heridas cicatrizan, y la vida sigue. Es así…

Lo irónico es que sabiendo las consecuencias del amor, volvemos a caer en el.

No podemos vivir sin amor. Es una vida vacía después de haber estado llena.

Tarde o temprano llegará el momento en que nuestro corazón vuelva a latir con fuerza ante una mirada, una palabra, una sonrisa o un gesto de cariño.

Podremos estar mucho tiempo sin nada de eso. Pero la soledad demanda compañía. Y se nos hace urgente encontrarla a veces. Solo que esas veces, solemos estar solos.


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