El Fuego

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Abrí los ojos y observe el oscuro cielo, punteado con sus inseparables millones de pequeñas estrellas, allí siempre era de noche, me encogí todo lo que pude debajo de mi vieja y raída manta gris ,la cual ya no podía detener el frío, ese frío que me congelaba la carne hasta la misma medula de mis huesos, esas ráfagas de aire gélido que me abofeteaban la cara, cortantes y doloras, estoy totalmente entumecido, no puedo mover mis músculos, los dedos de mis manos ya dejaron de dolerme debido a la congelación, siempre era de noche en esa colina, hacia tanto tiempo que había ascendido sus escarpadas laderas, con piedras afiladas como chuchillos maleza tupida y defendida con telarañas de espinas infranqueables, aún así conseguí llegar a su cima, no soy hombre que se dé por vencido, y aquí estoy a punto de dejar este mundo, con el cuerpo tan frió como el hielo, entonces al girarme una vez mas  vuelvo a observarlo, allí esta, con sus llamas danzando entre las oscuridad, subiendo hacia el cielo ,me hiptoniza solo el mirarlo, recordar su calor ,lo agradable que es estar a su lado, calentando mi cuerpo y mis ánimos, en, estos momentos no recuerdo por que no estoy allí disfrutando de su compañía, sus agradables caricias, recordando mi vida en los valles ,recorriendo bosques y nadando en las cristalinas aguas del río, noto dolor en mis piernas y es que inconscientemente me he levantado y me dirijo hacia él, a cada paso que doy parece cobrar vida, sus llamas son mas fuertes, y mas lindas, no puedo apartar la vista de ese espectáculo tan maravilloso, creo que no hay nada tan hermoso como ese fuego, comienzo a sentir su agradable calor en mi cara, mi cuerpo se desentumece, y sigo acercándome mas, hasta que mis manos congeladas tocan las llamas ,no siento dolor pues mis dedos están inertes a causa del frió, comienzo a sentir demasiado calor, y un olor característico a carne quemada llega a mis fosas nasales, observo mis manos y están ennegrecidas como el Carbo, llenas de ampollas, al verlas comienzo a retroceder poco a poco ,lentamente sin dejar de mirarlo, hasta que tropiezo con una piedra y siento un fuerte dolor en la cabeza, todo es oscuro, no se cuanto tiempo llevo en el suelo pero abro los ojos y vuelvo a ver el mismo cielo oscuro con sus infatigables amigas apoyo mis manos para levantarme, pero me dejo caer sobre mis codos, mis manos están completamente quemadas las ampollas campan a sus anchas y unas horribles heridas cuartean las palmas, me arrastro hacia mi manta y al llegar casi sin resuello, comienzo a recordar por que ya no me acercaba al fuego, por que me quema, me atrae como una flor a una abeja, pero una vez cerca me daña, lo compruebo al examinar bien mis manos y ver múltiples quemaduras ya curadas en mis antebrazos, ahora sé por que subí aquí, por el fuego, su brillo podía verse a cientos de leguas un brillo que no es de este mundo, y ahora se por que nunca volví a bajar, por que quise que fuese mió, hubiese matado a cualquiera que subiera hasta aquel alto,  comencé a llorar las lagrimas que brotaron de mis ojos  formaron un pequeño charco en el suelo en el que me ví reflejado, no me reconocí, el que estaba viendo era un cadáver ojeroso, ennegrecido, desaliñado, supe que si me quedaba una noche mas moriría, volví la vista atrás y lo mire una vez mas ,y pensé morir a su lado ,pero el fuego siempre me dañara nunca será mio, ya no ,no volveré a disfrutar de su compañía como antaño lo había hecho ,ahora es siempre de noche, me levante y con un ultimo suspiro le envié un beso  me di la vuelta y comencé a bajar por las peligrosas laderas, mas de una vez quise girarme y correr colina arriba, tenia miedo de que se apagara, de que el viento lo expandiera, quería verlo otra vez ,cuidarlo para que ardiese siempre, pero si subía no bajaría jamás, entonces escuche unos jadeos y ví a un caminante subir hacia lo alto de la colina, le pregunte hacia donde iba, y contesto, que a ver ese fuego tan maravilloso del que todo el mundo hablaba, me encolerice ese fuego es mió pensé, eche mi mano al cuchillo de entre mis ropas y al cerrar mi mano en su mango sentí el terrible dolor de mis heridas , y me di cuenta que la decisión estaba tomada, el fuego es libre de dar su calor a quien quiera, le desee suerte, y seguí caminando hacia la oscuridad a la espera que alguna vez volviera  a ser día.


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