SOBRE LA MARCHA

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Me encanta viajar en tren, pues es una fijación que tengo desde niño, pero nada como aquel viaje que tuve la ocurrencia de viajar en primera clase, viaje de negocios, no me incomodaba la idea de tener un dormitorio para mí solo, ya era todo un hombre treintañero y sabia aguantarme.

Habría preferido la compañía de una dama, pero que remedio, era un viaje larguísimo de casi 12 horas, por eso lo tomé temprano para llegar a mi destino al atardecer, me encontraba contemplando el paisaje cuando escucho que es la hora de comer, por lo que me dirijo al carro comedor

De repente veo en una mesa a una chica preciosa, unos 24 años, ojos espectaculares, gran cabellera y una boca como para delirar, me acerqué esperando que fuera sola:

-      Disculpe, ¿está usted esperando a alguien?

-      No, de ninguna manera, acompáñeme por favor, no me gusta comer sola

Hablamos durante la comida, nada en especial, nos conocimos un poco, charla amena, sustanciosa como me gustan, y cuando ya hablábamos de sobremesa, inesperadamente sentí su pie descalzo bajo la mesa, rozando mis pies disimuladamente, entonces me dijo:

-      Espero que no le moleste, es que me gusta andar descalza

-      No, en absoluto, póngase cómoda

Ignoro si eso fue detonante, o es que ella se sintió a gusto conmigo, pero desde ese momento, a medida que charlábamos, su pie jugaba más y más, empezó a subir por mi pié hasta las rodillas, luego a los muslos que me masajeaba con maestría, esperamos a que todas las aburridas parejas se fueran y entonces me dijo:

-      ¿Me acompañas a mi dormitorio?

-      ¡La seguiría hasta el fin del mundo, señorita!

-      ¡Que galante!... sígueme!

Sinceramente no podía pensar en nada, me tomó de la mano y me llevó tras ella, ni siquiera recuerdo si me dijo algo en el camino, me sentía embobado contemplándola a mi antojo, que cuerpo más exquisito, digno de una Reina!

Tan pronto cerró su puerta, me abrazó fuertemente para darnos el beso más largo y apasionado de la historia, nos acariciamos por entero y no pudiendo soportar más, así de pié, nos desnudamos rápidamente, demostrando un deseo incomparable, madre mía, que Diosa estaba contemplando, una cara angelical que hacía juego perfectamente con un cuerpo curvilíneo y voluptuoso, yo ya estaba más que listo para la acción, la tomé en brazos para besarla de nuevo y depositarla suavemente sobre la cama

Ese gesto de caballerosidad la enloqueció pues tan pronto la solté y estando de pié frente a la cama, se abalanzó sobre mi pene y me hizo una succión tan repentina como placentera que casi me desmayo de la sorpresa y del inmenso placer que me provocaba, parecía que me lo quería arrancar sin compasión, se lo tragó casi completo hasta casi ahogarse, y con su lengua me hacía tales caricias que me transportaron literalmente hasta el séptimo cielo, tras unas andanadas le pedí que se detuviera pues era tan fuerte su labor que casi me vengo, tras recobrar un poco el aliento continuó, así prolongamos el placer una y otra vez, hasta que no pude más y me vine de manera monumental, ella lo recibió en su cara gustosamente, luego de un rato se limpió perfectamente y le dije:

-      Ahora es mi turno!

Entonces, tomé sus caderas y las puse al borde de la cama para comer su jugosa vulva que ya estaba muy húmeda, entre mis dedos y mi lengua localizamos su punto G y lo atacamos de tal manera que ella tenía que morderse las manos para no gritar fuerte, aunque era pleno mediodía aun no queríamos molestar a nadie, pero no había forma de contenerse tanto y tuvo que dejar escapar varios gemidos que solo hacían que me excitara más, estimulándome para hacer aún mejor mi labor hasta que finalmente se corrió una, dos, tres veces, para entonces me dijo:

-      ¡Vamos, cógeme fuerte de una vez, no pierdas más tiempo!

No podía dejar de verla así tan excitada al borde de su cama, y aprovechando esa postura aproveché que yo ya estaba listo para penetrarla hasta el borde de la locura, me pedía a gritos que empezara a dar duro y más duro cada vez, me excitaba ver como rebotaban sus pechos enormes a cada embestida, lo que más me ponía, pero no quería terminar rápido, así que hacía pausas de vez en cuando también para darle tiempo a tomar un respiro, nuevamente continuaba y así prolongando el placer nos unimos en un orgasmo fenomenal al cual llegamos al mismo tiempo exclamando:

-      ¡¡ME VENGOOOO, AAAAAAAAAAAAAAHHHH, MMMMMMMMMMMM!!

-      ¡¡ME MATAAAAAS!!... ¡¡AAAAAAAAAAAAAAAHHHH!!

Apenas podía creer como es que me pude vaciar de ese modo, me recosté junto a ella casi desfalleciendo, cuánto placer encerraba esa Diosa que me tocó por compañera, apenas me repuse y nuevamente experimenté una formidable erección, ella lo tomó entre sus manos, acariciándolo, masajeándolo y me dijo:

-      ¡TE LO HAS GANADO! ¡DAME POR EL CULO AHORA!

-      ¡CON TODO GUSTO!

-      SERÁS EL PRIMERO, ASI QUE ESPERO QUE LO DISFRUTES

-      ¡QUE GRAN HONOR, NO LO OLVIDARÉ!

Unas cuantas caricias y besos más, adoptó la postura adecuada y comencé la penetración, lenta y profundamente, un canal bastante estrecho pero como forrado de terciopelo hasta que tocamos piel con piel nuevamente, empezando lento a salir y entrar, dándole chance de adaptarse, gemía y casi lloraba, pero siempre decidida a que siguiera, por otro lado ella con una mano se tallaba su clítoris, dándose placer por ambas bandas, no después de mucho tiempo ya estábamos con movimientos más rápidos, más violentos, no dejaba de gemir pero ya no de dolor, empezó a sentir un placer que jamás habría imaginado, yo apenas si podía contenerme, hice lo humanamente posible pero llegó un momento que tuve que pausar y le dije:

-      ¡ME VOY A VENIR, LO VOY A SACAR!

-      ¡SI ME LO SACAS AHORA, TE MATO, CÓRRETE DENTRO DE MI!

Así por las buenas ni quien diga nada, así que le di lo más duro posible para llamar una oleada tal que la rellené de leche como no tenía idea, ella también se corrió de una forma estrepitosa, quedando nuevamente rendidos uno al lado del otro, luego tuve la visión más bella del mundo, ella se sentó al borde de la cama y se quedó inmóvil, rodeada de una sábana en la cintura, siempre tendré esa estampa de una Diosa junto a mi cama

Después de eso tuvimos una rica duchita juntos, todavía después de tanto agasajo lo rematamos en su baño, nos secamos, nos vestimos y todavía nos recostamos juntos, nos pasamos el resto del viaje, solo así, abrazaditos, recostados y viendo hacia el techo, sin decir una sola palabra, de repente escuchamos que faltaban 15 minutos para llegar, me levanté y le dije:

-      Ha sido un verdadero placer, espero volverla a ver algún día

-      No lo sé, quizás no nos veamos, pero si así es, lo haremos toda una noche!

-      Que así sea, yo me bajo aquí, que tenga feliz viaje!

-      Igualmente caballero, cuídese mucho

Así nos conocimos y así nos despedimos, sin nombres, sin posiciones económicas, sin compromisos… sexo, sólo sexo!

¿FIN?


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