EL REY YOMELOCOMO ( 2/2 )

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Continuación...

-              Buenos días alteza. Somos Mara y Pedrito, los más valientes y… - Dijo Mara cuando el rey la interrumpió:

-              Si, si, me parece muy bien, pero  ¿qué me habéis traído para comer?

-              Le hemos traído una sabrosa mermelada de dátiles- Contestó Pedrito

-              ¡Fantástico! – dijo el rey. –Dejadla sobre la mesa que luego me la comeré toda. Y ahora decidme, ¿Para que habéis venido?

-              Hemos venido a pedirle por favor, que no le quite más la comida a la gente del pueblo, tienen mucha hambre y ya casi no tienen fuerzas.- Dijo Mara.

-              Lo siento, pero eso es imposible. – contestó el rey. –Soy el rey Yomelocomo, y si hay algo de comer en el reino, yo me lo como.

-              Pero eso está muy mal. –Dijo Pedrito. –Están muy tristes, y los niños ni siquiera tienen fuerzas para jugar.

-              ¡Me da igual!, soy el rey Yomelocomo, siempre les he quitado la comida y siempre se la quitaré. No me importa si están tristes o los niños no pueden jugar. La comida es mía y sólo mía. –Gritó el rey muy enfadado. -¡ Y ahora fuera de mi vista!.

-              Vámonos Pedrito, es imposible hablar con él. No te preocupes que algo se me ocurrirá. –Dijo Mara.

Mara y pedrito recorrieron los largos pasillos del castillo hasta la salida, pero cuando casi habían llegado Mara se dio cuenta de que Pedrito había desaparecido.

-              ¡Pedrito! ¡¿Dónde estás?!- Gritó Mara.

-              Estoy aquí. –Contestó Pedrito.

-              ¿aquí donde? No te veo

-              Pues aquí mismo. – Dijo Pedrito saliendo de detrás de un espejo.

-              JAJAJA. –Se rio Mara. –Como estabas detrás del espejo no te veía.

-              Es que tenía muchas ganas de hacer pipí y no quería que nadie me viera. – explicó Pedrito un poco avergonzado.

-              ¡Claro! ¡Eso es! – Gritó Mara muy contenta. – Eres un genio amigo mío.

-              ¿Yo?, ¿pero qué he dicho?- Preguntó muy sorprendido Pedrito.

-              Pues has dado con la solución al problema pequeñajo – Dijo Mara sonriendo. –Te voy a explicar mi plan:

Si nos ponemos detrás del espejo no nos verá nadie ¿verdad?. Entonces, lo que tenemos que hacer es coger el espejo y caminar detrás de él hasta uno de los almacenes de comida del rey. Como estaremos detrás de un espejo nadie nos verá. Así, podremos cargar un carro con comida y llevarla al pueblo sin que nadie nos vea.

Y así, escondidos detrás del espejo, fueron a un almacén y llenaron un carro con comida. Luego salieron del castillo sin que nadie se diera cuenta de lo que habían hecho. Pasaron junto a los soldados, pero éstos no los vieron.

Al cabo de un rato, llegaron al pueblo, se pusieron en medio de la plaza y gritaron: - Ya estamos aquí!, ¡Hemos vuelto y os traemos un carro lleno de comida! –

-              ¿Mara? ¿Pedrito?, ¿sois vosotros?, no os vemos en ninguna parte. – Dijo el Herrero.

-              JAJAJA – Se rieron los niños, que salieron de un salto de detrás del espejo y gritaron - ¡SORPRESA!.

-              ¡Magia! ¡Es magia!. –Dijo un niño muy asustado.

-              No pequeñín, no es magia, es un truco. –Dijo pedrito. –como estábamos detrás de un espejo no nos veíais, éramos invisibles. Así es como hemos sacado este carro de comida del castillo, sin que nos viera nadie.

-              ¡VIVA! – Gritó toda la gente del pueblo, que muy contentos corrieron a poner una gran mesa en el centro de la plaza para dar una fiesta con toda la comida que les habían llevado Mara y Pedrito.

La fiesta duró mucho tiempo, comieron, bebieron, cantaron y bailaron, hasta que un anciano dijo:

-Pero el Rey se enfadará muchísimo cuando se dé cuenta de que nos hemos comido su comida. Vendrá con sus soldados y nos romperá las casas.

-No, si no os ve. –contestó Mara.

- ¿Cómo que si no nos ve? ¿Qué tonterías dices niña?- Preguntó el anciano.

-Pues eso, que vamos a esconder el pueblo para que el rey no lo vea y no os quite la comida nunca más. Contestó mara.

-¿Pero qué locura es esa?. –Dijo la señora de la tienda. - ¿Cómo vamos a esconder el pueblo?

-Muy fácil. – contestó Mara. –igual que nos hemos escondido nosotros de los soldados: ¡CON ESPEJOS!

Lo único que tenemos que hacer es rodear todo el pueblo con espejos, así, cuando venga el rey con sus soldados no lo verá, solo verá la arena que reflejarán los espejos. Arena y sólo arena. Nunca más os molestará. –

-              ¡Es estupendo! ¡una idea brillante! – dijo el herrero- Vamos a hacerlo ahora mismo.-

Cogieron todos los espejos que había en el pueblo, los que había en las casas, en las tiendas, en la escuela… ¡Todos!,  y rodearon el pueblo con los espejos clavándolos en la arena. ¡Habían hecho desaparecer el pueblo!

Al poco tiempo se oyó como se acercaba el rey con sus soldados. Los caballos hacían mucho ruido, pero más ruido hacia el rey con sus gritos de enfado.

Cuando estaban al lado del pueblo el rey dijo asombrado: - ¿Pero dónde está el pueblo?, no lo veo. –

-Debería estar aquí, pero no lo veo- dijo un soldado.

-yo tampoco lo veo, solo veo arena y más arena, pero ningún pueblo.- dijo otro soldado.

- ¡No es posible! - ¡El pueblo ya no está!, ¡Ha desaparecido! Gritó muy enfadado el rey Yomelocomo.

Como no encontraron el pueblo, el rey y sus soldados dieron media vuelta y regresaron al castillo.

-              ¡BIEN! – Gritó muy contento todo el pueblo. -¡Viva Mara! ¡Viva Pedrito!

La fiesta siguió un buen rato más, pero al hacerse de noche, Mara y Pedrito tenían que regresar, así que buscaron una puerta mágica.   ¿Sabéis donde la encontraron?. Pues ¡detrás de un espejo!

Se cogieron de la mano, abrieron la puerta y se deslizaron por el túnel mágico, que les llevó arriba, abajo, a la izquierda y a la derecha hasta que ¡ZAS!, aparecieron en la cocina de Mara.

Abrieron el frigorífico y empezaron a coger toda la comida.

El papá de Mara entró en la cocina para coger un vaso de agua, y muy sorprendido les preguntó a los niños:

-              ¿Pero qué es lo que estáis haciendo con la comida?

-              Vamos a llevar toda tu comida al pueblo, y tú no nos lo impedirás malvado rey yomelocomo, porque lo haremos escondidos tras un espejo para que no nos veas. – Dijo Pedrito.

-              ¿Yomelocomo? ¿Esconderse detrás de un espejo? ¿Pero qué dices Pedrito?

-              No te preocupes cariño. – dijo la mamá de Mara que estaba sentada en el sofá del salón. –Seguro que han vuelto de una de sus aventuras.-

-              ¡Correcto! – Gritó Mara. –Ha sido genial, era en el desierto, y hemos engañado a un malvado rey con un espejo y....

-              Vaya, tiene que haber sido increíble. – Dijo su Papá.- lo mejor es que vengáis  con nosotros y nos contéis la aventura tan maravillosa que habéis vivido.

Y colorín colorado, éste cuento se ha acabado…  Mañana MÁS.

Más aventuras de Mara y Pedrito en www.maraypedrito.com


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