ELENA Y EL FERRARI

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Recuerdo que a finales de este año 2011, en el magazín de un diario de tirada nacional estaba ojeando el horóscopo con el vaticinio para todo el año entrante.

Mi sorpresa llega ahora en el mes de Febrero, mi horóscopo auguraba para este mismo mes grandes emociones.

Me auguraba sobre ocio, nuevas emociones y experiencias de velocidad.

En lo relativo al amor en este mismo mes, predecía que también iba a disfrutar de una relación esporádica si tenía pareja y duradera si no la tenia.

A fecha de hoy me sorprendo por el atino que ha tenido el equipo o experto que haya escrito o redactado, mi horóscopo.

Intentar conocer el futuro denota una rebeldía insolente contra los Dioses y su eterna sabiduría. (Thais. Augur)

Voy a relatar lo que me ha sucedido.

OCIO:

Recibo en mi móvil un mensaje de mi amigo ¨el notas¨ le llamamos así por que, es notario y ejerce de esto.

El mensaje decía (vas a venir a la inauguración de mi nueva casa) le respondo que si, cualquier excusa es buena para disfrutar de unas horas entre amigos y amigas.

Aceptada la invitación nos presentamos mi pareja y yo en su casa el día acordado, la casa es un chalet de diseño, en la zona de Mungia (Bizkaia) el interior de la casa amueblado y diseñado por una conocida empresa Bilbaína, el exterior un jardín amplio con árboles, todo el recinto cerrado con setos para evitar las miradas de extraños y curiosos.

La velada es alegre, bebemos, comemos, charlamos también bailamos. El notario Miguel, nombre que le voy a dar a mi amigo en este relato, en un momento me coge del brazo me lleva a un apartado, me dice si podemos vernos en unos días, le respondo que sí, que me llame, cuando le convenga, el tiene mi numero de teléfono.

Pasada una semana me llama, lunes sobre las once de la mañana.

.- Gaizka ¿te parece bien hoy a las tres? comemos en mi casa.

.- OK.

Le respondo

.- Paso a recogerte por el bar, SOHO (Bilbao)

.- De acuerdo.

A las tres, me recoge y en el trayecto a su casa hablamos de trabajo, negocios y política.

En su casa llegamos a acuerdos de negocios, sin el ajetreo de la fiesta pasada, me muestra toda la casa mas pausadamente.

Tengo que reconocer que me da un poco de envidia, la casa es preciosa. Vamos hacia el garaje, al abrir el portalón los ojos se me salen de sus orbitas, lo que veo es un Ferrari rojo, me doy un paseo alrededor de la máquina, no le pregunto el precio, es evidente que es de mala educación.

Miguel me mira sonríe y me pregunta.

.- ¿Te gusta?

Le miro con cara de bobo y le respondo.

.- ¡Joder pues claro que me gusta!

.- ¿Quieres conducirlo y dar una vuelta?

Esta vez mi cara debe de ser un reflejo de asombro por que el se ríe.

.- Ya sabes Miguel, que no tengo carnet de conducir.

.- Que más da, si tú ya sabes conducir, ya has conducido.

.- Si.

.- Mis respuesta es corta, debo de seguir teniendo la cara de asombro, no me veo, pero el no para de reír.

.- Toma las llaves y sácalo del garaje vamos los dos, tu conduces.

Atrapo las llaves del coche al vuelo y abro su puerta, entro en su habitáculo mi cuerpo se acopla en el asiento cómodamente, encaja en su interior como un guante.

Salimos de su finca y entramos en la autopista dirección Santander.

AMOR:

Llevo unos meses frecuentando un bar. Que voy a omitir o variar nombres y direcciones por respeto a la intimidad de las personas implicadas.

Bar La Amistad, el propietario y las camareras son gente culta y agradable nativos del Este de Europa.

Después de unos meses he logrado crear una confianza con el personal.

Elena, mujer madura, es la camarera con unos ojos de color azul Báltico y sonrisa blanca perfecta. Su trato es calido es un contraste con la situación climatológica de su país.

Tengo la suerte de haberle caído bien, ella ha confesado que yo le atraigo, la atracción es mutua, a mi me gusta esta mujer.

Antes seducir a una mujer me parecía un asunto fútil, pero ahora con medio siglo de vida, el solo conseguir que una mujer me sonría, significa una ofrenda diaria a mis ansias de vivir.

La providencia ha creado la situación de encontrarnos los dos en el autobús, vamos dirección Bilbao, nos sentamos juntos.

.- Voy al dentista Gaizka, hoy es mi día libre.

Me dice Elena.

Yo la escucho, estoy hipnotizado, nunca la había tenido tan cerca. La alabo, también la elogio, me sonríe

.- Elena ¿quieres que después del dentista quedemos para tomar un café?

Estoy deseando que me de un si.

.- ¿Donde quedamos? yo no conozco Bilbao.

No doy crédito a su afirmación soy un hombre con suerte.

.- Te acompaño yo al dentista, cuando termines me llamas y yo paso a buscarte.

Una vez en la consulta del dentista nos despedimos con un hasta luego, dándonos un par de besos en las mejillas, da la impresión que nuestras bocas desean juntarse, nos rozamos las comisuras de los labios.

Aproximadamente hora y media más tarde me llama, voy a recogerla al mismo punto donde la he dejado, damos un paseo por Bilbao.

La tarde es fría, aun así esta preciosa, en su compañía el paseo se me hace ameno, sugiero ir a tomar un café o refresco, ella acepta, la llevo al Hotel Lope de Haro, pretendo impresionarla.

Ya en los salones del hotel sentados uno al lado del otro, después de un tiempo de conversación, me atrevo, le beso en la boca, ella no me rechaza y rodea mi cuello con sus brazos.

EMOCIONES:

Ferrari:

Carrocería de color rojo, con líneas rectas y ángulos bien marcados, aerodinámica, diseñado para fascinar y disfrutar.

Elena:

Piel blanca, labios rojos pasión, curvas sinuosas, donde mis dedos se pasean sin prisa y con pasión.

Ferrari:

Piso el acelerador y su inmediata respuesta dispara mi adrenalina.

Elena:

Rozar su piel acelera mis neuronas.

Ferrari:

Sentarme en su asiento y aferrarme a su volante hace crecer mi ego y sensación de potencia.

Elena:

Desnudarla, me empequeñece, me humaniza, me invade la ternura.

Ferrari:

Hace tensar mis músculos, enerva mis nervios, vibra mi cuerpo.

Elena:

Relaja mi cuerpo, agudiza mis sentidos e inquieta mi alma.

CONCLUSION:

La providencia me ha concedido dos regalos. Es sabia sólo me los ha prestado, no otorgados, dándomelos hubieran sido monotonía, rutina y excesos.

Prestándomelos, su solo recuerdo hace que sea un obsequio para mi vida.

El Notas vende su Ferrari, esta cansado de estar siempre pendiente de su coche. Apenas lo utiliza tiene miedo de que se lo rayen o se lo roben y encima su mantenimiento es excesivamente caro.

Elena, se ha mudado de provincia, me ha llamado. Su matrimonio es sólo rutina, están en proceso de separación, su marido es déspota, no se soportan, están aburridos.

Yo vivo y saboreo los recuerdos.

Alvaro Villa Rey


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