Amor Inconfesable (Lésbico)

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Hoy voy a confesar lo que siento por ella, es un dilema que me angustia la veo hermosa, bella, sensible, dulce, cariñosa y tremendamente sexy, mi corazón se acelera cada vez que la miro, menuda, rubia, ojos azules como el mar, intensos, estaba probándose un conjunto de Victoria’s secret, yo la contemplaba mirando al espejo su contorneada figura, mientras mis manos la ayudaba con los retoques deslizando mis dedos por su aterciopelada epidermis, la yema de mis dedos percibían pequeñas descargas de placer con solo acariciarla.

 

Estás deliciosa comente, notando que sus pequeños pezones estaban rígidos y quedaban marcados bajo la seda de la prenda, ella receptiva de mis caricias se estremecía de forma suave, la humedad de mi sexo reflejaba el gran momento que estaba viviendo, estaba en mi nube de emoción reprimida durante años, siempre quise negar lo evidente, pero estaba enamorada de Dora, percibiendo que no le era indiferente sus ligeras contracciones fueron aumentando, la asfixia emocional dentro de la intimidad de aquel probador se hicieron cómplices de nuestro acercamiento, este lindo tanga te encaja de forma perfecta destacando tu hermoso culito, dije acariciando de forma suave sus glúteos, mejor que te ayude a quitártelo para que no se manche dije al detectar su sexo empapado por la excitación del momento.

 

Deslizando mis deditos entre su piel y el tanga se lo baje lento y pausado acariciando sus finos y depilados labios vaginales que se estremecieron del contacto, agachada como estaba delante de ella mi impulso fue dar un dulce beso en su parte mas intima volviendo Dora a gemir por la estimulación de sus zonas sensibles, yo embriagada de su perfume vaginal la hice sentar en el buc, estrechándola entre mis brazos alcance su ricos labios, junto a los míos iniciaron un largo y sensual beso que nos llevo al frenesí mas dulce, sofocante y aditivo que jamás había vivido, mi impulso se desboco ya que no podía parar baje dando tiernos besos a su cara, cuello, hombros hasta encontrarme con sus dos lindos pechos pequeños y duros, coronados por un pequeño pezón sonrosado que recibió mis caricias provocando el deleite de Dora, yo estaba sumida en la mas rica situación de mi vida y sin control descendí al cielo, pasando con mi lengua por el monte de Venus baje formando un camino de saliva hasta el mas preciado tesoro que mi mente había imaginado.

 

Allí estaba delante mío abierta de piernas esperando recibir el placer deseado, que mi lengua podía dar recordando por donde me gusta masturbarme inicie mi juego, con pequeños círculos que rodeaban su clítoris arrancando gemidos de placer se desboco en un reprimido orgasmo, para que nuestra alocada actividad no se viera interrumpida, por ninguna dependienta.

 

Como pudimos arreglamos nuestra compostura y salimos con las prendas en las manos dejándolas junto a la caja comentamos que no acababan de gustarnos, una vez en la calle Dora me comento te invito a cenar y luego vamos a mi casa te mereces tu fiesta mi amor.

 

 


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