Como un no se qué

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Gaspar siemrpe había sido el primero en levantarse; un crujido en la rodilla, otro en las lumbares y, envuelto en un dolor difuso, se estiraba hasta hacer desaparecer los restos de sueño escondidos en sus músculos todavía rígidos y torpes. Hoy no es así. Esta mañana, Gaspar no cruje, se desliza. Algo no es como siempre aunque parece todo muy cotidiano. Hoy Gaspar se duele demasiado, es consciente hasta de los anclajes de su dentadura. Fue una buena inversión aquel año en el dentista.

Hoy Gaspar se siente pequeño, como un muñeco. Todo queda lejos, hasta los nombres parecen nuevos. Mira hacia adentro y busca en vano el gesto liberador de la pesadez. Suda, se cansa y no lo encuentra.

Pronto se levantan los demás y encuentran a Gaspar sentado en la cama mirándolos. No responde al coro de qué te pasa y va negando con la cabeza. Es el momento de llevarlo al hospital, de sentarlo en una sala de espera e ir escuchando los nombres metalizados por los vetustos equipos de megafonía hasta que se oye rrrrpar rrrrrr. Entra en un cuartito y comprueban su tensión y temperatura.

¿Qué le pasa?- pregunta quien le hace la entrada.

No estoy bien, tengo un no se qué desde que me he levantado- responde Gaspar sin buscar la mirada de quien le habla.

Vuelve a la sala de espera hasta que vuelve a oir su nombre seguido de un número. Se dirige al box que tiene ese número en la puerta. Se repiten las mismas preguntas y se va repitiendo la misma respuesta. Mientras, Gaspar sigue las órdenes gestuales de quienes lo acompañan, se desnuda y se tumba en la camilla. Está fría. Lo auscultan, le miran la garganta, le buscan ganglios y lo llenan de cables conectados a un electrocardiógrafo. Tras apretar el botón de inicio, start, no pasa nada, no sale el papel con el registro. Vuelven a retirarle los cables, no hay batería y hay que ir a buscar otro aparato de electros a otro box.

Mientras, Gaspar debe quedarse quieto que ahora vuelven. A la vuelta, Gaspar está inmóvil, pálido y no responde. Gaspar ha muerto. Y es que es muy difícil saber cómo va a ser el último día.


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