EL ENCANTADOR DE SIRVIENTES part.2

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         Hacia poco más de media hora que había salido del establecimiento , tenia
que atravesar toda la ciudad de punta a punta , algo más de 50 km ; iba a toda leche y su
Mobylett no era muy segura , en las curvas derrapaba y los frenos no iban muy finos ,
por lo cual no descartaba dársela bien dada esa noche. La pizza –supuestamente- debía
llegar en un cuarto hora, aunque todos sabían que dependía de la distancia y del tráfico,
esa noche no se había portado mal del todo, pudo ir zigzagueando sin problemas entre
los coches cuyos conductores todavía no andaban borrachos. El viaje tenía valor doble,
ya que dos vecinos del mismo edificio se habían puesto de acuerdo -posiblemente sin
querer- en pedir una pizza a la misma hora y en el mismo establecimiento.
Por fin llegó al portal cuyo número llevaba apuntado en el papel mugroso que
le dio el encargado, el encargo era una pizza mediana doble de queso y mozzarella , con
jamón , pepinillos y jengibre para el tercero B , y una cuatro estaciones doble de
emmental para el 1ºC. Dejó la moto pegada a la pared ya que el caballete hacia tiempo
que saltó por los aires en una curva mal tomada y se dirigió al interfono, se quito los
cascos del mp4 –se oyó de fondo la retrasmisión del partido del viernes- y pico a los dos
pisos al mismo tiempo; sin mediar palabra sonó el clásico croar del mecanismo y la
puerta se abrió, el repartidor la acabó de abrir de par en par y se dirigió al cofre.
Un minuto después estaba en el rellano del primer piso, una señora muy
amable le esperaba con la puerta abierta y después de saludarlo le ofreció entrar, la
anciana cerró a sus espaldas y le invito a pasar al salón, el chico dejó la caja en la mesa
del comedor y acepto de buen grado el pago de la pizza y un euro de propina. La vieja
pensó que ese euro le daba derecho a explicarle su vida al joven y sin dejarlo marchar le
habló de lo sola que estaba, que si los hijos, el tiempo, el otro tiempo, etc. Acabó
ofreciéndole al joven una enorme caja de 4 kilos de mantecados que le sobraron de
navidad, el joven hacia como que la escuchaba mientras se iba yendo hacia la salida , en
cuanto pudo abrió la puerta y se despidió sin mirar atrás.
         El ascensor no funcionaba por lo que comenzó el ascenso por las escaleras
cansinamente , la bolsa de la pizza en una mano , la caja de mantecados en la otra y los
auriculares colgados del cuello narrando el partido a toda hostia. Ya iba por el segundo y
el tercero estaba al tocar , por fin se paro delante del tercero B y pico al timbre , no se
oyó nada ; pensó en golpear la puerta con los nudillos , pero cargado como iba y
pensando que el vecino ya cabreado se abría cansado de esperar y no le abriría la puerta
, decidió poner como aviso una pegatina del establecimiento que rezaba en su texto: “
Disculpe , su pizzero ha estado aquí “ , con tan mala fortuna que acabó tapando la
mirilla.
                                                 _________________

        No podía decirse que el sueño no había sido reparador y a pesar de la calamitosa pesadilla se encontraba mucho más animado. Antes de acicalar su sudoroso
cuerpo dio un último vistazo a los cierres de las ventanas, todo parecía seguir en orden, a
continuación descolgó el interfono y escuchó con atención, solo se oía el clásico sonido
metálico y un lejano murmullo de vehículos yendo y viniendo, bien! , todo bien! ; y
ahora quedaba la prueba final , la puerta , la miró con recelo después se dirigió con
ánimo hacia ella y paró el oído muy pegado a la fría madera , perfecto! , silencio
silencioso , todo bien! . La mirilla se hacia de rogar , la sensación de pánico se
apoderaba de él incluso antes de comprobar si el dedo del intruso seguía allí taponando
la visión del rellano , debía superar sus miedos , sus fobias no tenían sentido , por más
que el calvo de su sueño hubiera intentado comérselo después de haberlo descuartizado
, era solo eso un mal sueño que nada tenia que ver con la realidad ; por eso y más
animado que nunca ojeó la mirilla , cual sería su sorpresa al comprobar que el dedo
maldito seguía allí .
         Corrió hacia el pasillo e intentó hacer una llamada , lamentablemente el móvil
no tenía carga y el cargador dejó de funcionar hacia días: -“…maldita sea , debí comprar
uno en los chinos.!! Como no podía avisar a nadie y además estaba atrapado en su
propia casa se dejó caer apoyado en la pared , sosteniendo el inútil móvil en su mano ,
mientras repetía una y otra vez las palabras que gravadas a fuego había memorizado en
su sueño:
                    - “Después de ser devorado se alzan rumores que dice la noche, que los
pensamientos que rozan el crepúsculo se sacian con los anhelos de los creyentes. Que
los olvidados se hacen imperturbables….

                                                               FIN


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