RECORDANDO A MARÍA. Capítulo - 3º

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Cierto día festivo, en que la acompañé a jugar al parque, observé que ella se acercaba al grupo de niños y niñas, pero no jugaba con ellos. Extrañado, le pregunté el motivo, y ella se puso seria y casi llorando me dijo, - Estos niños no me dejan jugar con ellos porque dicen que soy una.. “Mongola”  y yo no sé qué es eso. -   El corazón se me encogió, la tomé de la mano y fuimos al kiosco a comprar “Chuches”.- De regreso a casa se lo comenté a mi esposa, y esta dijo.. – Ya sabes que los niños en su desconocimiento son a veces crueles. – Esa noche no pude dormir, tuve pesadillas y no paraba de buscar una solución.. ¡Y la encontré, vaya si la encontré!.. y la puse en marcha una semana después.

El domingo le dije.. – ¿María, me voy a pasear al parque te quieres venir?, ella contestó que si, .. bien, te llamo dentro de un cuarto de hora. -   Volvía a casa y pregunté a mi esposa.  ¿Marta, donde guardas los uniformes de Carlitos?  - En su armario, en su habitación, ¿pero para que preguntas? – Es que voy con María al parque, y le quiero dar una sorpresa, sácame el reglamentario y su tricornio. -  Me vestí con el uniforme de mi hijo, y me puse encima una gabardina larga abrochada, de forma que no se veía el uniforme, y en una bolsa metí el tricornio, mientras lo hacía mi esposa se reía y me decía que estaba loco.-  Llamé a María, y cogidos de la mano, fuimos al parque, justo donde estaban todos los niños y niñas jugando. María los miraba con envidia, y yo aproveché para quitarme la gabardina y ponerme el tricornio, cuando María se giró y me vio vestido de Guardia Civil, se quedó helada… y solo se le escapó un.. -¡Andaaaa, eres policía también! – La tomé de la mano y nos acercamos al grupo de niños, y los llamé, vinieron al instante y yo con la cara muy seria y la voz grave le dije… ¡Esta es María, y me ha dicho que no queréis jugar con ella, eso es muy grave, puedo llevaros y encerraros en la cárcel, con las Ratas y las cucarachas, y teneros sin comer un año y sin ver a vuestros padres. Así que como yo me entere de que no jugáis con ella o que la volvéis a llamar Mongola, vamos toda la policía a vuestras casas y os metemos en la cárcel y a vuestros padres también! -  Reconozco que fui duro con los niños, pero el resultado fue “Mano de Santo” y nunca más volvieron a llamar Mongola a María, e incluso algunos llegaron a ser grades amigos años mas tarde. –

De regreso a casa, le conté las peripecias a la madre de María y a mi esposa, y se destornillaban de risa. Y durante un tiempo mi esposa me decía constantemente.. Señor guardia, ya está la cena, o señor guardia civil, ha detenido usted a muchos hoy, y otras cosas por el estilo.

 

Pasaron los años, María ya iba a cumplir sus 16 años, y estábamos pensando que regalo hacerle. Pues ya pasó la época de las muñecas, había crecido, y convertido en una muchachita muy guapa, pues hay que decir que a ella apenas se le notaba que tenía el síndrome de Down, ni en la cara ni en el cuerpo, y ya comenzaba a salir en pandillas con amigas y amigos. Pese a su inconveniente, o quizá debido a ello, era muy metódica, ordenada y constante, sacando magníficas notas, que nos llenaban de orgullo a sus padres y a nosotros. Ya hacía dos años que no necesitaba que la llevase y trajese del colegio, ella lo hacía sola pues era muy precavida y responsable, pero más de una vez me la encontraba en el pasillo esperándome y me decía.. Vamos Alejandro, que llegamos tarde, otras veces se escondía detrás de un árbol cerca del colegio, y al pasar me tapaba los ojos y decía, .. -¡A que no sabes quien soy!  Jajajajajaja. Y me tomaba la mano como cuando era niña y regresábamos a casa, mientras me contaba su jornada de estudios.

 

Pero un día, no me esperó, se vino sola, y llegando al semáforo cerca de casa, hizo lo que rutinariamente hacía delante de todos los semáforos, se esperó a que el muñeco se pusiera verde, contó hasta tres, miró a derechas  e  izquierdas, y cruzó… Pero cuando llevaba dos metros recorridos, vino un borracho que triplicaba la tasa de alcohol, a toda velocidad y no frenó. Atropelló a dos personas, y una era María, murió antes de llegar al hospital. Sus sueños y proyectos fueron segados de raíz, por la imprudencia de un loco borracho, que no quiso esperar en un semáforo, matando a una joven inocente que toda su vida esperó escrupulosamente.

Hoy hubiese cumplido dieciocho años, hoy es su aniversario, y reposa a pocos metros de mi hijo Carlos, Carlitos para sus seres queridos.

 

En la vida casi todo es sufrimiento, menos mal que a veces tenemos la suerte de conocer a personas que nos reconcilian con ella.  -Adiós queridos hijos, descansad en Paz. -

 


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