El perfume del amor

Por
Enviado el , clasificado en Amor / Románticos
235 visitas

Marcar como relato favorito

Ella vivía cerca de un bosque, en una casa antigua, heredada de su abuela y cubierta de enredaderas que florecían incluso en invierno. No hablaba mucho del pasado, pero todos en el pueblo sabían que cada luna llena recogía rocío de su jardín secreto. Ella siempre contaba que no era agua, sino memoria líquida:el reflejo de emociones tan puras que podían atrapar el alma en una sola gota. Muchos la tomaban por loca, otros por rara y los menos se sentían cautivados por su presencia y curiosos de saber más cosas de ella.

Aquella misteriosa mujer elaboraba perfumes con gotas de rocío, no para venderlos sino para conservarlos. En una libreta tamaño cuartilla de hojas amarillas anotaba cada frasco y con su pluma desentramaba y plasmaba en el papel esa historia de amor que una vez vivió, ese vuelco al corazón que sintió varias veces o ese abrazo que la hizo estremecer. Algunos la llamaban bruja, otros poeta. Para él, era simplemente fascinante.

Él era un viajero sin raíces, siempre con un pie fuera de cada lugar. La conoció por casualidad, buscando refugio en una tormenta,  y se quedó más de lo previsto. Días...y luego semanas. Riendo entre flores, ella le advertía : "no todos los aromas están hechos para la nostalgia".

La noche antes de irse, él la besó en la mejilla, sin pensarlo, como una despedida ligera de quien parte sin remordimientos. Ella tembló y abrió uno de sus frascos...y dejando caer una gota sobre su cuello le dijo:"sé que me recordarás...tanto como yo a tí " 

Él, pensativo, sonrió, y se marchó al amanecer,libre como el viento.

Pasaron los años. En otras ciudades, en otros brazos, el viajero intentó empezar de nuevo, como siempre había hecho. Pero, cada mujer que abrazaba, tenía un olor persistente: una mezcla deliciosa de jazmín y lluvia fresca. Un perfume que no pertenecía a ninguna de ellas, pero que vivía en todas. Al principio pensó que era su imaginación, pero una noche, en una casa que ya no sentía como suya, buscando algo que había olvidado, abrió una vieja maleta. Entre papeles arrugados y calcetines viejos, encontró un pequeño frasco cubierto de polvo. Al tocarlo, el aire se llenó de aquel aroma ... entonces comprendió que no se puede huir de lo que se ama de verdad, no se puede borrar lo que se guarda en el alma. La memoria de un amor verdadero no necesita palabras ni promesas, solo un instante, una gota de rocío.

Aprendió que el amor, si es auténtico, aunque la distancia lo separé, siempre quedará dentro, y que hay aromas que no se olvidan, porque no nacen en la piel sino en el corazón .

 


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Cursos online gratuitos de escritura y redacción

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed