REIKIAVIK: NUEVO MENSAJE

NUEVO MENSAJE ________________

Escriba:

Claudia, hace 7 horas. Son, ¿7?, o son, ¡7!
He llegado a Reikiavik de noche, porque en Reikiavik casi siempre es de noche. Para mí, Claudia, sin ti es sencillamente "noche". Otto me diría que eso es una obsesión; que el amor es dar en el momento; recibir en el momento; y que lo demás es mero romanticismo, novelería, dependencia emocional, que lo que hay es deseo, carnalidad, hormonas e impulsos, necesidad, intercambio de fluidos, descarga y placer físico. ¿Que sabe Otto? Otto nunca se enamoró.
Por eso, Otro tampoco sabe que quien ama a veces se deleita en el sufrimiento de sentir el vacío y la pérdida del ser amado, de la distancia. En esa incoherencia veo las luces verdes y rojas de las alas de los aviones en la pista, evolucionando como lentos abejorros: ¡qué poco recuerda su veloz agilidad en el aire, cortando el aire, atravesando nubes, sobre las diminutas preocupaciones de los habitantes de tierra firme!
Claudia, te escribo para decirte que aterrizamos. Voy al hotel... Como un niño, escalaría de regreso por los pasillos, volvería a la panza en forma de huso y regresaría a nuestro hogar, ése que construimos con besos y deseos disfrazados, jugando al escondite de las palabras, zigzagueando con miradas reveladoras que hablan por sí solas, trazando surcos de tinta (portaminas, dijiste, «tú escribes con portaminas; yo amo las estilográficas») y sembrando un aquelarre de pasiones que intercalamos, con otros nombres, bajo diferentes cuerpos, e intercambiando escenas vividas, entre las que dibujan corazones nuestras almas aladas...
No me escribas esta noche, Claudia. Déjame sentirte tan cerca en esta lejanía reprimida. Saboreo la miel amarga de la distancia y la cercanía dulce de tenerte junto a mí cada vez que miro el despegue anónimo de otras vidas que no son como las nuestras.
Otto...¡qué sabe Otto del amor, si no te ama!


(En septiembre para Amalia)

318 palabras

Pulse: Enviar