Maestro

Por
Enviado el , clasificado en Varios / otros
1996 visitas

Marcar como relato favorito

Maestro, hace unos días que no puedo dormir bien, estoy algo inquieto pensando y pensando. El jueves por la mañana, cerca de las 6 30 am, encontré desconsuelo en mi café negro, porque lo miré fijamente y no obtuve respuesta. Juro que le penetré las pupilas y recorrí el fondo de mi taza blanca de cerámica, pero sólo había café…Y el viernes me sucedió casi lo mismo; tuve un segundo de esperanza porque el humo del café me jugó una mala pasada y me invitó a creer que ahí estaba mi respuesta. Pero no. Seguramente el café del jueves estaba más tibio que el del viernes. He ahí la simple diferencia. Por eso Maestro, hoy lunes me encuentro desorbitado. Ya sé que hubo un fin de semana de por medio, pero no fue suficiente. Necesito seguir meditando si quiero calmar mis ansias. Sí, estoy ansioso porque tampoco pude dormir bien. Cerré los ojos, acaricié mis oscuras ojeras con mis pestañas largas pero los abrí nuevamente. Entonces se hicieron largas las madrugadas del Jueves y del Viernes; tanto que le gané la partida al despertador y lo calle antes  tiempo.                                                                       

 Tengo que encontrarte Maestro, hoy más que nunca…Tu ayuda es esencial para descifrar este crucigrama desesperante. Porque vos de crucigramas sabes tanto…Lograste vencerlos, uno a uno, mano a mano. Nunca les mostraste cobardía, los enfrentabas y los enloquecías. Algunos eran aniquilados por la tarde nomas…sin tregua. Y el resto quedaban para la noche, después de la cena, cuando te encontrabas solo con tu alma…Ahí sentadito en el mismo lugar de siempre, les dabas batalla campal…No me niegues, Maestro, que la medida justa de whisky no te acompañó en más de una noche para cargar el lápiz a cuestas y mostrarles a esas letras quién era el jefe. Susurrabas quien sabe en qué idioma como si fueras repasando las palabras en tu cabeza, y en cuestión de segundos dabas por terminado el juego, sin final abierto…      Tal vez supuse, en algún momento, que no necesitaría recurrir a vos, porque nos unen 32 años de vida; y hemos recorrido tanto Maestro…nos hemos mirado tanto a los ojos, que me sería suficiente para destrabar este conflicto que me atormenta. Pero aun así no me basta, no puedo por mi cuenta…creo que me está superando. Me conociste antes de que yo lo hiciera con vos, jugaste con ventaja…Pero estás perdonado, porque nunca hiciste notarlo. Vos tenias bigotes blancos y yo apenas conocía el mundo y tampoco hiciste notarlo, porque me lo mostraste a tu manera; me enseñaste tu mundo de sentimientos y valores y yo decidí recorrerlo lentamente. Pero todavía me queda tanto Maestro, que sería interesante que te dieras una vuelta para acompañarme un par de cuadras más. Quiero que me reveles, mientras caminamos, cómo hiciste para reír y llorar al mismo tiempo, para caer y salir de un salto, y para amar a un rosal en otoño. Yo me dí cuenta, Maestro, que los amabas en otoño y los admirabas en primavera. Quizás los amabas todo el año y recién ahora me doy cuenta…                             

El día que te rindas no me llames, porque no voy a ir. No te alteres, jamás te abandonaría. Vos jamás lo hiciste conmigo, por qué lo haría con vos? Pero sé que nunca te vas a rendir, por eso me atrevo a desafiarte. Una tarde cualquiera, hace muy poco nomas, vos fuiste el que volvió a desafiar al amor y recobraste vida. Ese día, Maestro, nos diste un golpe en el alma a todos y acariciaste la tuya. Ese día nos recordaste lo sabio que eras…                                                         

Ya es hora de que nos juntemos, en lo posible antes de las 6 de la tarde si no es mucho pedir. Es que estoy ansioso, necesito hablarte. No pude hacerlo cuando nos vimos el otro día, me corría el tiempo y tenía que irme. Si hubiese sido sabio como vos, lo habría hablado esa misma tarde, pero lo olvidé. Volví a darte un beso y a envolverme en tu magia. Nos abrazamos y nos hicimos uno solo. Sentí tus manos y tu aroma, pero olvidé consultarte…Tal vez por eso lo olvid酠                                                                                                                                                        Acá Aca te espero entonces, Abuelo, para que me ayudes, de una vez por todas, a calmar mi inquietud; ayudame a recordar cuantos años acumulas de vida. Me despistas tanto que no estoy seguro si son 19 o 91…o los dos…

mna


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed