Los testigos

Vimos el ejército avanzar en columna única y rodear la manzana en forma silenciosa y después de varias deliberaciones comenzar el ataque impiedoso. Durante dos horas fuimos testigos oculares de lo salvaje que puede ser el mundo de los seres animados; no se salvó nada, ni las semillas. 

   ¿Qué te parece?, le pregunté a mi compañero, un destapador metálico en forma de botella de cerveza, cuando el ejército abandonó el epicentro de la contienda. 

   Qué ser imán de heladera es mejor que ser fruta, respondió sabiamente. 

                                                                   Fin.