La Senadora Cadáver: Cinco años de silencio
Por Relatando Entre Lineas
Enviado el 12/04/2021, clasificado en Varios / otros
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Cuando creía que ya había terminado con esta historia, cuando pensaba que había escrito el último capítulo, la ex-senadora podemita Virginia Felipe me ha vuelto a dar uno más. Tal vez pienses que me lo podría ahorrar, puede que si, pero no hay final si la historia no está completa, y por ello he de contar este nuevo episodio que me ocurrió la misma tarde del pasado 31 de Diciembre.
Serían las 6 y media de la tarde, más o menos, no recuerdo bien, cuando mi amiga Dora, la todavía asistente personal de Virginia, me escribió por whatsapp para felicitarme el año, nos felicitamos, nos contamos que tal estabamos, que ibamos a cenar..., en fin, las cosillas triviales que cada cual se puede decir. Hasta ahí todo iba bien, con la rutina de siempre, hasta que en uno de esos mensajes de Dora, leo que la ex-senadora quería hablar conmigo, ¿conmigo?. Hacía 5 años que no lo hacía y de repente, ¿quería hablar conmigo?, ¿de qué?, ¿por qué?, ¿quería limpiar su conciencia o algo así?, eso no podía ser, Virginia Felipe no tiene conciencia. Ahora que Enrique ya no está con ella, ¿me busca?, ¿qué querrá?. Aquello me calentó la sangre, me enervó, no entendía que cojones quería después de tanto tiempo sin dirigirnos la palabra. Tal vez no fuese nada, pero con ella nunca existe ese nada, siempre hay algo. Me negué en rotundo a hablar con ella de nada, de ninguna manera hablaría con ella, la dije que si Virgi me llamaba a través del móvil de Dora, la colgaría, no quería ni oírla . Le dije a Dora que no tenía nada que hablar con ella, que no quería saber nada de ella, que se pirase por ahí. Solo me faltó mandarla a la mierda, y la verdad es que aún hoy me quedo con las ganas de hacerlo. El mensaje estaba dado, literalmente Dora le había leído a Virginia cada palabra que yo había escrito de ella, y pensé que ahí se quedaría la cosa, pero no, con la toledana de los cojones nuncan nada se queda ahí.
Un poco más tarde recibo una llamada en el móvil, un 92SLOOOTG de Toledo me llamaba. Sabía que era de Toledo porque así me lo indicaba el móvil, los móviles de hoy en día son un lujo indicandote de donde te llaman o si la llamada es sospechosa. La cuestión es que tras los whatsapps con Dora y siendo la llamada de Toledo, solo podía ser una persona, Virginia Felipe. Entre que no suelo responder a llamadas de números que no conozco y que me olía que era Virginia quien me llamaba, rechacé la llamada y bloqueé el número, así por mucho que pudiera insistir, no me llegaría su llamada. Al rato de llamar me escribió Dora para decirme que me había llamado Virginia, estaba claro que había sido ella, le reiteré mi negativa a hablar con ella y ahí terminó todo, pasé el resto de la tarde y la noche tranquilo, en familia y sin pensar en ella. Dora no me volvió a escribir, salvo para volver a felicitarme el año tras las campanadas. Pensaba que el tema había terminado ahí y que no se volvería a tocar, eso pensaba hasta hoy.
Después de dos días de esos mensajes, Virginia seguía teniéndome en su cabeza, seguía dandome vueltas, y una mañana, desde su móvil, me ha mandado un SMS, si ese sistema de mensajes que podríamos pensar que debería estar obsoleto. Por encima del mensaje no estaba su nombre, pues no la tengo guardada, pero tras leer el mensaje, estaba claro que era ella, su número de móvil me volvió a llegar y me decía lo siguiente:
"Buen día, la conciencia la tengo muy tranquila, siempre me he portado muy bien contigo. Cuando estuve con Enrique tú y yo éramos amigos y no creí oportuno contártelo en ese momento. Si te llame fue sobretodo porque Dora me contó que había fallecido tú madre y quise darte el pésame y animarte. No te preocupes que no volverá a suceder. Un saludo."
En primer lugar, Virginia Felipe no tiene conciencia, al menos no de la buena. Casca de todo el mundo a su espalda, hasta de los que llama mejores amigos, pasa por encima de cualquiera con tal de hacer cumplir su voluntad, tanto así que te recuerdo que su hija Sofía se fue a vivir con su abuela por no estar bajo el mismo techo que la pareja de Virginia, a la cual ha mantenido por encima de su propia hija durante cuatro años. En segundo lugar, se portó muy bien conmigo de cara a la galería, por detras me mentía y me usaba para quitarse el calentón, y pensarás que yo hice lo propio con ella, pero no, yo la quise mucho y de verdad, aunque bien debí hacerlo, y hacerlo más. En tercer lugar, dice que no creyó oportuno contarmelo en ese momento, ni en ese momento, ni en cinco años, jamás me dio la cara, y eso que según ella éramos amigos, menuda amistad esa en la que miente y oculta, pero así es ella, esa es la amiga de todos, así entiende la amistad, con manipulación, y a la que no manipula, deja que se la tire, como hizo conmigo. En cuarto lugar, no quise su pésame ni nada suyo, no creo en ella y ni mucho menos en su palabra, no necesitaba que me animase, ya lo hacían los que debían hacerlo. Decía en el mensaje que no volverá a suceder, ¡claro que no!, porque he bloqueado su número y no me volverá a llegar nada suyo, no lo quiero, no lo necesito.
Obviamente ni la contesté, no quiero relación alguna con esa bruja. Con ella de por medio nunca hay nada bueno ni sincero, la quiero bien lejos de mi, cuanto más lejos mejor, es retorcida y maquivélica. Cuanto cinísmo hay en ella para no preocuparse por uno en todo este tiempo si tan amigos éramos según ella, para tener cinco años de silencio.
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